Venezuela es un Estado fallido: un lugar donde reina la anarquía, la corrupción, la impunidad y abunda la desgracia. Los últimos seis años no es que han sido difíciles, ha sido literalmente un juego del hambre, en una lucha constante por sobrevivir a la delincuencia, la escasez de alimentos, de medicinas, servicios básicos, una pandemia y por último, la negligencia y el colaboracionismo político que existe a favor de la dictadura.
Tuvimos todas las opciones sobre la mesa, pero por el lado del Gobierno de los Estados Unidos, no por la mal llamada oposición venezolana. Los dirigentes políticos del lado azul nos hicieron creer que sí, que estaban todas las opciones, coquetearon adrede con el TIAR y el R2P, para calmar la ansiedad de los ciudadanos, el articulo 187 #11 de la Constitucion vigente fue aclamado por la sociedad civil en reiteradas oportunidades, pero lo único que recibió fueron burlas, incluyendo del mismo Presidente Interino del momento, Juan Guaidó, quien dijo: “Por ahí vienen los MARINES, Carlos Marín, Pedro Marín”. Incluso aquellos diputados o dirigentes que sí hicieron énfasis de manera pública, con insistencia sobre estas medidas de salvación y recuperación de libertad, fueron apartados.
No es un secreto; todos nos dimos cuenta.
En una sociedad sumergida por años en un populismo izquierdista, que le dio nacimiento al chavismo, muchos tomaron esos comentarios como un chiste, pero no fue un chiste, fue una burla, y muchos nos dimos cuenta.
Ante lo evidente, el bando azul ya sabe que no cuenta con el apoyo popular. El venezolano se cansó de ser pueblo porque quiere ser ciudadano, el problema es que ellos nos quieren mantener como pueblo: sumisos y sin opinión.
Pero la verdad es que el rechazo hacia Juan Guaidó, Leopoldo López, Henry Ramos Allup, Manuel Rosales, Stalin González, Henrique Capriles, Julio Borges, Lester Toledo y muchos otros más, no se puede ocultar. Ellos lo saben, ahora se reúnen en grupos diminutos y no en multitudes por miedo a ser increpados y quedar en evidencia públicamente.
Después de tanto rechazar posibles negociaciones con la dictadura, por lo menos públicamente, han dado el brazo a torcer, e inventan en esta nueva oportunidad el “Acuerdo de salvación”. Salvación para el chavismo, no más que eso. Este acuerdo ha llevado a que ésos que pidieron apoyo para una famosa consulta, donde inventaron más de seis millones de participantes con un resultado “esperado”, hoy dicho resultado fue pisoteado y lanzado al olvido. Una burla más para el que creyó.
En 2015 los venezolanos tuvimos la experiencia de lo que es ganar una elección de manera escandalosa en dictadura, el bando criminal con el que hoy se sientan nuevamente, instaló un TSJ ilegítimo que acabó con cualquier opción de legislar de la Asamblea Nacional y cuando las cosas se pusieron tensas, pues acudieron a su AS bajo la manga, integrado por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), los colectivos y las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), dando un resultado de mas de 200 muertos en un tiempo récord de manifestaciones, masacres como la del Junquito y un sinfín de detenidos y desaparecidos.
Hoy éstos que se han ensuciado las manos con el régimen en negociaciones y en actos fraudulentos como el Cucutazo, Monómeros, Citgo, PDVSA y demás, están dispuestos a volver a ir a elecciones con esta tiranía, legitimándola, reconociéndola y quizás bajando un poco el panorama de detenciones y persecución, con un solo fin, el levantamiento absoluto de las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea.
Si la oposición no entra en esta fiesta, ya han nacido alternativas con los famosos alacranes y los partidos políticos alternativos, que se merodean por plataformas como Globovisión donde venden unos productos que hoy en día sólo un tonto podría comprar. Es decir, una oposición más a la medida. Todos quieren parte de la torta y, tanto la quieren, que han decidido emprender este camino electoral, iniciando sus campañas en un país sin vacunas, buscando de manera irresponsable aumentar los contagios de COVID-19, es decir, estas SELECCIONES son más muertes, es seguro.
Quien crea que se preocupan por el país a estas alturas, es simplemente parte del problema, de ese “pueblo” que no ha querido evolucionar para ser un país de primera. Todos aquellos que participen en este evento criminal, serán cómplices absolutos del genocidio que hoy vive Venezuela, la izquierda avanza y de manera organizada, hoy nuevamente la dictadura tiene el sartén por el mango.
Creer en unas elecciones en Venezuela, o en la posibilidad de un referéndum revocatorio que ya fue omitido de manera intencional una vez, es lo más parecido que existe al síndrome de Estocolmo. El régimen nos rompió las piernas y nos está ofreciendo las muletas para tenernos arrodillados.
Al igual que Siria, poco a poco han ido desapareciendo del mapa los que señalaban el régimen de Bashar El Assad como criminal.
Ya nadie habla de Siria. Venezuela va en esa dirección y de manera exitosa desgraciadamente.
Hoy los que participan en esto, no lo hacen por el país lo hacen por su tajada, y no para hacerle frente a la dictadura, sino para pedirle permiso, como lo hacen Alfredo Díaz y Laidy Gómez.
Este burdel político-criminal crece de manera desmedida y como todo burdel en crecimiento que necesita sus prostitutas para poder funcionar, ya las tiene. Aún faltan más para unirse a esta fiesta de sangre y tragedia.
Estamos sentenciados, por eso, yo no voto.
Por: Raymond Azar
Abogado, Columnista, Jefe Escritor de The Freedom Post, Podcaster.
Host: EN LA MIRA – Podcast