La extrema izquierda de EEUU presenta su calculada candidata para controlar Nueva York

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Una mujer negra intenta llegar al gobierno de la ciudad de Nueva York con una cuidada campaña de relaciones públicas que busca esconder su realidad como exitosa y adinerada abogada.

La facción de la extrema izquierda en el partido Demócrata se ha trazado como objetivo controlar la ciudad de Nueva York. Para ello, fabrica una candidata a la medida del electorado que aspiran movilizar.

Se trata de Maya Wiley, una exitosa abogada afroamericana cuya campaña para ser alcaldesa de la Gran Manzana ha tomado vuelo a la sombra de las socialistas radicales Alexandria Ocasio-Cortez y Elizabeth Warren.

Wiley tiene una amplia carrera que ha desarrollado entre el activismo, la academia, la empresa privada y la política. A la luz de la creciente polarización racial en Estados Unidos, ser afroamericana es tomado como un punto a su favor.

Una sorpresiva aparición

Maya Wiley surgió como una sorpresa de las elecciones primarias que concluyeron el pasado 22 de junio. Hasta ahora, lidera Eric Adams, exjefe de la Policía de Nueva York y el resultado final no se sabrá hasta el 12 de julio.

Pero más allá de que gane, ya Wiley ha sido convertida en una figura política y casi un ícono pop. Detrás de ello hay un calculado movimiento de relaciones públicas que ha conseguido que una banda como The Strokes organizara un «Concierto para Maya Wiley».

Apuestan a construir la imagen de una mujer oprimida que se ha hecho a sí misma superando obstáculos. Y que de esa manera fue como se doctoró en Leyes en la Columbia Law School, se convirtió en una panelista de la televisión y trabajó en el mundo privado.

El racismo como arma política

La web de Wiley expresa con claridad anglosajona su declaración política de intenciones: “Maya es la opción progresista para Nueva York: su visión es un Nueva York que emerge de las cenizas de dos pandemias gemelas: el coronavirus y el racismo sistémico que niega oportunidades a la gente de color”.

Aunque también competían otras  mujeres y otros afroamericanos Wiley se apropió del relato de la raza y el género. Además, añade un complemento al nombre definiéndose como “la progresista outsider”, sin ser ella demasiado «outsider».

Todo eso forma parte de la calculada campaña dirigida por el estudio de branding y comunicación política Tandem. Esa misma empresa manejó a la imagen de Alexandria Ocasio-Cortez.

El estudio no corre riesgos. Usa una imagen similar a la que usó con Ocasio. Recurre a la fotógrafa Kristen Blush, especializada en retratar a políticas estadounidenses (entre ellas Hillary Clinton y Kamala Harris).

El mensaje fabricado en la agencia se reduce a las dos cosas que quieren transmitir cuando resaltan las rastas y canas de Wiley en las fotografías: raza, minoría y experiencia. También intentan darle una imagen que la hace venir como que viene de la gente común de Nueva York y no de la clase acomodada.

Hipocresía y manipulación

Eso le ha ganado severas críticas. La imagen que construyen de Maya Wiley es incoherente con la realidad. Se ofrece como candidata de los oprimidos pero siempre ha llevado una vida privilegiada. La acusan de fingir estar pegada a la calle ya los barrios humildes cuando ella y su familia viven en una casa valorada en casi cuatro millones de dólares.

Sus hijas van a colegios privados. Su esposo, Harlan Mandel, es el CEO del fondo de Media Development Investment Fund. Además, el polémico George Soros, antiguo jefe de Wiley, ha donado miles de dólares a su campaña.

Algunos de sus detractores la señalan como “hipócrita”. “Nunca la verás fotografiada junto a su marido blanco”, recalca una empresaria citada por El País de forma anónima .Y agrega: “Los que la adoran, la adoran y el resto dice: Wiley, jamás”.

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