El chavismo celebró su circo electoral. Un circo que ya mostró una antesala a lo que sucederá en el país el 21 de noviembre del presente año, 2021, mismo resultado que no será distinto al sin fin de elecciones que ha habido en Venezuela durante más de 20 años.
Irónicamente, miembros del PSUV denunciaron que las primarias estuvieron llenas de fraudes e imposiciones de voto. Todo para que Freddy Bernal señalara en rueda de prensa que los resultados no eran definitivos ni que aseguraba que los “ganadores” fueran los candidatos fijos para la contienda criminal de noviembre.
¿Un mensaje indirecto a Rafael Lacava? ¿O parte del juego de manipulación de todos estos años? Aunque es verdad la división chavista, no es por una creencia o defensa de una ideología, es la oportunidad de un respiro económico a treves de medios de corrupción que han sido normalizados en los últimos 22 años. Pero eso sí, los candidatos solo serán designados por la cúpula chavista no por el que haya votado el ignorante, el resentido o el obligado por ser funcionario público, como pasó en Aragua, donde los funcionarios eran obligados a tomarle foto a su papeleta de votación para conservar su trabajo.
Pero si el chavismo no respeta a sus ganadores y lo deja claro, pública y notoriamente, ¿Cómo es que hay unos que dicen que salvarán los votos de la oposición y los harán respetar? ¿No aprendimos de la Asamblea Nacional? Pareciera que casos como los de Laidy Gómez o Alfredo Díaz quieren multiplicarse, porque su lógica los lleva a que es mejor doblarse que partirse.
“No ceder espacios” decían unos:
Un ejemplo más claro esto son los fiascos de Daniel Ceballos, Gilber Caro, José Olivares y Américo De Grazia, que hicieron creer que defendieron la Asamblea Nacional, y no, no lo hicieron, jugaron su rol a través de una victimización balurda. El papel de “perseguidos”, donde el negocio de caer “presos” o ser “exiliados” ha sido bien productivo a nivel personal, ahora seguirán siendo esas piezas del régimen que harán su “sacrificio” por Venezuela en el circo electoral, donde el único resultado será «legitimar a la narco dictadura».
Es decir, mientras la dictadura venezolana juega ajedrez, la pseuda oposición juega ludo.
No hay manera de vencer a una dictadura con medios democráticos: el apoyo internacional fue malversado por el extinto interinato y ahora vamos dirigidos a un abismo sin vuelta atrás, donde los mantras de esperanzas se extinguieron con el tiempo. Ya vimos que la dictadura no respetó sus propios resultados, todo será sujeto a como convenga para el momento. Así siempre ha sido, ellos mandan, los otros solo obedecen.
La espera
Los alacranes aguardan su turno para que los pongan donde puedan ponerlos, sólo los chavistas mejores posicionados son los que quedarán en los cargos asignados a dedo, los otros, seguirán viendo qué palo ahorcarse o de que testículo abrazarse; la pseuda oposición buscará más diálogos como el de México, que garanticen su estabilidad económica a través de donaciones de gobiernos indolentes como el de Estados Unidos, que sigue alimentando ese cáncer sin cura y mientras, los ciudadanos están destinados a sobrevivir en la miseria o a emigrar, (los que puedan).
La realidad
Venezuela no está bien, no lo estará, ni va a estarlo por ahora o de momento. No hay, a la vista, cambio económico, social y mucho menos democrático, así que la fiesta criminal que apodan “democrática” chavista fue una selección simple y un preámbulo a la muerte de nuestra esperanza por la libertad.
Dirigiéndonos en rumbo a ser una dictadura normalizada se puede decir por ahora;
Bienvenidos a las (S)elecciones…..dedocráticas.