La disidencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Frente Bolivariano de Liberación, el Ejército Popular de Liberación, Los Rastrojos, los Urabeños, las Águilas Negras, la Autodefensa Unida de Colombia, el pranato carcelario, los colectivos armados y los pseudosindicatos de la construcción, mineros y petroleros son la constelación de estructuras del crimen organizado que hoy controlan el 90 % del territorio, según denunció Fermín Mármol García, criminalista y experto en seguridad ciudadana.
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Además hay una veintena de megabandas criminales sustentadas en la delincuencia organizada, la extorsión, el secuestro, el robo de vehículos, el tráfico ilegal de drogas, tráfico de armas y municiones. Considera que el crimen y la violencia son tumores sociales que han hecho metástasis, ocasionando que impere el «primitivismo institucional», donde la ciudadanía no confía en ningún poder público para resolver sus problemas.
«En el país se optó por dos políticas públicas muy equívocas: darle beligerancia a la guerrilla colombiana y el Plan de Pacificación frente al delito organizado, donde hubo una paz entendida con pranes y ahora con las megabandas», expresó.