El domingo 27 de junio se inició un proceso interno en el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) para escoger a los abanderados de esta organización política con miras a las elecciones regionales del 21 de noviembre, pero el intento para demostrar una vocación democrática lo que hizo fue develar las fisuras a lo interno y el descontento de parte de las bases del chavismo con respecto a cuadros medios y altos de la organización.
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El partido de gobierno abrió un proceso para escoger a sus candidatos con miras a las elecciones del 21 de noviembre, pero quedaron en evidencias los enfrentamientos a lo interno y la desconfianza en las bases del chavismo.
Enfrentamientos a golpes, confiscaciones de cuadernos de registros, denuncias de fraude y de diversas manipulaciones fueron difundidos a través de las redes sociales con apoyo de imágenes grabadas en video, que evidenciaron las enconadas rivalidades que existen hacia las bases del partido, así como el descontento hacia varios de quienes hoy ocupan cargos de elección popular; disputas que antes los chavistas cuidaban mucho que quedaran “puertas adentro”.
En paralelo, exdirigentes que fueron figuras durante el gobierno de Hugo Chávez, suscribieron un documento para plantarse frente a la gestión de Nicolás Maduro, señalando el autoritarismo de su gobierno; mientras que en la Asamblea Nacional se ataca al diputado Óscar Figuera, secretario general del Partido Comunista de Venezuela (PCV), acusándolo nada menos que de aliado del imperialismo y, como a otros dirigentes que una vez apoyaron “el proceso”, de “izquierda trasnochada”.
Conflictos inocultables
En estados como Bolívar, Anzoátegui, Zulia y Carabobo, algunos aspirantes a convertirse en candidatos del PSUV han gritado fraude en el proceso de postulaciones. En Machiques de Perijá, estado Zulia, la propia alcaldesa, Betty de Zuleta, se enfrentó con miembros de las UBCH que recibían las postulaciones.
En Cabimas, también en Zulia, se denunció la compra de votos a cambio de comida o pago de dólares. En Marhuanta, estado Bolívar, también se denunció fraude y en Los Teques, estado Miranda, se denunció que la alcaldesa Rosa Wisely Álvarez se enfrentó con la militancia y se llevó la data recopilada en el proceso de postulación.
Mientras las trifulcas hicieron recordar la frase del exdirigente de AD, Gonzalo Barrios, quien se refirió a las disputas por candidaturas como “trompadas estatutarias”, se cuestiona la facultad que tiene la Dirección Nacional del PSUV y el propio Nicolás Maduro para decidir sobre las postulaciones y sobre las mismas candidaturas, potestad que puede volver a imponerse sobre la voluntad popular, experiencia que ya provocó disidencias en el pasado, como cuando en 2013 y 2015 se nombró a actores de televisión y cantantes como candidatos en desmedro de liderazgos políticos.
Aquí una muestra de cómo maneja el PSUV sus elecciones internas. Si esto es lo que se hacen entre ellos ¿qué no le harán a los demás? pic.twitter.com/eKQ1dp802n
— Luis Trincado (@LuisTrincado) June 27, 2021
PSUV mantiene la partidocracia
Cuando Hugo Chávez fue candidato presidencial por primera vez (1998) atacó duramente a los llamados “cogollos partidistas”, las altas dirigencias que con pactos movían los hilos políticos del país imponiéndose a liderazgos regionales y locales de esas mismas organizaciones, pero el fallecido teniente coronel llevó a sus últimas consecuencias esa tendencia, cuando él personalmente decidía quien era candidato y qué ley se aprobaba.
El sociólogo e investigador Damián Alifa recuerda que, en un principio, Hugo Chávez criticó mucho la dinámica de pacto entre partidos e hizo un cuestionamiento de la clase política en general del llamado Pacto de Punto Fijo, y que la primera organización del chavismo fue el Movimiento V República, denominación que evidenciaba el desdén hacia los partidos y que intentaba aglutinar también a movimientos sociales.