Colombia: así funciona la industria de mercenarios preparados a bajo costo

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Para muchos empresarios de seguridad en el mundo los funcionarios colombianos resultaron una oportunidad de mano de obra barata y con la preparación necesaria para ser mercenarios.

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Los militares en Colombia son reconocidos a nivel mundial por su entrenamiento y por su larga experiencia en conflictos armados. Ese conocimiento ha sido utilizado por algunos para convertirse en mercenarios colombianos capaces de ejecutar acciones como el asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moise.

Los funcionarios militares en Colombia son expertos en la selva y en el páramo, a lo largo de su carrera son centenares los que se han especializado como francotiradores, pilotos de helicópteros artillados, manejo de explosivos y supervivencia en las condiciones más difíciles.

Desde hace casi dos décadas quienes decidieron retirarse de las filas militares ahora son mercenarios colombianos, convertidos en máquinas de matar. Los colombianos entraron pisando duro tras “graduarse” en la guerra contra las guerrillas de las FARC y el ELN, un conflicto que se inició a comienzos de los 60 y que hoy, pese a los acuerdos de paz, continúa no solo en Colombia sino también en territorio venezolano con apoyo del chavismo.

Industria de mercenarios colombianos queda al descubierto

Con el asesinato del presidente haitiano Jovenel Moise quedó al descubierto la industria de mercenarios colombianos que funciona en la actualidad. 

Manuel Antonio Grosso Guarín, uno de los capturados por el magnicidio del presidente de Haití, Jovenel Moïse (junto con al menos otros cinco exmilitares colombianos), tiene ese perfil. 

Hasta hace dos años estaba activo en el Ejército y en su hoja de vida aparece como experto en actividades de Comando Especial (es decir, capaz de infiltrarse solo o con un pequeño apoyo en área enemiga y llevar a cabo una misión de alto valor estratégico). about:blankAnuncios

Grosso Guarín también era experto en Fuerzas Especiales Antiterroristas Urbanas.

Ahora este grupo de mercenarios colombianos aparecieron ofreciendo sus servicios a un jugador criminal que no ha sido identificado hasta ahora y que estaba interesado en sacar del juego al presidente de Haití.

De militares a mercenarios 

Según refleja la información publicada por el diario El Tiempo, decenas de hombres con entrenamiento militar igual o superior al de Grosso Guarín salen del servicio activo.Anuncios

Estos sujetos se van pensionados (en la mayoría de casos antes de los 40 años de edad) porque no pudieron seguir ascendiendo en la carrera militar, que a medida que avanza se cierra, porque funciona como pirámide o porque los retiran por fallas o dudas sobre su actuación.

Incluso, algunos que son procesados y van presos terminan después de un tiempo en las calles. Y todos salen con el conocimiento que les dejó la participación en las filas militares colombianas, a veces la mitad de sus vidas, en función del combate. 

Y como pasa, guardadas proporciones, con los desmovilizados de grupos guerrilleros y paramilitares, se convierten en una atractiva mano de obra para actores legales e ilegales. 

Actividad de los mercenarios colombianos no es algo nuevo

En el 2005, por ejemplo, se supo que un teniente colombiano procesado a finales de los 90 por una masacre estaba en México asesorando al entonces naciente cartel de ‘los Zetas‘.

Y en Colombia es famoso el caso de ‘Zeus’, el coronel retirado Juan Carlos Rodríguez, quien terminó trabajando para el tenebroso ejército sicarial de ‘don Diego’ en la guerra interna del cartel del Norte del Valle contra el otro gran capo de la región, Wílber Varela, alias Jabón. 

A partir del 2005, muchos militares que recibieron entrenamiento de los Estados Unidos por cuenta del Plan Colombia empezaron a pedir la baja. 

Poco después se haría público que muchos de ellos estaban viajando hacia el Medio Oriente a trabajar, contratados por empresas de seguridad de los EEUU, para cumplir labores de vigilancia y escolta en países como Emiratos Árabes. 

Blackwater, uno de los gigantes entre los contratistas militares del Gobierno de EEUU, es habitualmente uno de los ‘empresarios’ de la guerra que más requieren sus servicios. En Irak, Yemen y Afganistán también han estado antiguos hombres de guerra en Colombia. 

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