El primer ministro designado del Líbano, Saad Hariri, dimitió hoy tras nueve meses sin haber logrado formar un gobierno por falta de consenso político, en medio de un fuerte recrudecimiento de la crisis económica que estalló en el país en 2019 y que estos días ha dejado al país sin luz ni productos básicos.
La renuncia de Hariri, la segunda en menos de dos años, se produjo ante la imposibilidad de acordar una lista de ministros con el presidente libanés, Michel Aoun, motivo que ha impedido la formación de un gobierno desde que se le encargó esta misión, el pasado octubre. Después de que Hariri presentara ayer la enésima propuesta de gabinete, que fue rechazada de nuevo por Aoun, ambos líderes se acusaron mutuamente de entorpecer un acuerdo.
Acusaciones cruzadas
Al comunicar su renuncia desde el Palacio Presidencial, Hariri argumentó que el presidente de la República demandó “cambios” en aspectos que él considera “fundamentales” y le acusó de intransigencia en los “temas relacionados con el nombramiento de cristianos y otros”.
El primer ministro había propuesto anteriormente un gabinete de 18 ministros basado en las “capacidades” de los candidatos y no en partidismos, un plan que Aoun rechazó presuntamente por querer incluir a otros dos ministros cristianos que darían poder de veto a su grupo.La reunion entre el presidente Michel Aoun y el primer ministro Saad al-Hariri en el palacio presidencial en Baabda, El Libano. via REUTERS
Ante la agudización de la crisis en el país y tras una serie de consultas con Gobiernos de la zona, Hariri optó por recomendar ayer la formación de un gobierno de 24 especialistas “capaz de detener el colapso” del país, aunque no se ha hecho pública su composición. Por su parte, Aoun acusó al ya ex primer ministro de negarse a consensuar el gabinete con él, como estipula la ley.
“Hariri rechazó cualquier enmienda relacionada con cambio alguno en los ministerios, la distribución sectaria de los mismos y los nombres asociados a ellos, o escuchar cualquier opinión de los bloques parlamentarios para contar con la confianza del Legislativo”, afirmó la Presidencia en su cuenta de Twitter.
Dimisiones en cadena
El Líbano, donde rige un complejo sistema sectario heredado de la guerra civil finalizada en 1990 y por el que cada comunidad religiosa debe estar representada, no ha tenido un gobierno con capacidad de acción desde hace casi dos años.
Hariri abandonó inicialmente su puesto a raíz de una oleada de protestas que estalló en octubre de 2019 contra la clase dirigente del país, dando paso a la formación del Gobierno de Hasan Diab en diciembre de ese mismo año.Bandera de El Libano. EFE/EPA/NABIL MOUNZER/Archivo
Sin embargo, el Ejecutivo de tecnócratas de Diab también dimitió en bloque tras la explosión que el 4 de agosto de 2020 asoló la capital libanesa, causando más de 200 muertos, 6.500 heridos y una gran destrucción. El siguiente encargado de formar gobierno, Mustafa Adib, tiró la toalla apenas un mes después de su nombramiento por falta de consenso entre los bloques políticos, por lo que Hariri volvió a asumir ese reto un año después.
Una de las peores crisis del mundo
A día de hoy, Diab continúa en el cargo de forma interina con las manos atadas administrativamente para implementar reformas urgentes, en medio de una crisis que ha hecho que la libra libanesa pierda el 100 % de su valor y ha empujado a más de la mitad de la población a la pobreza.
Mientras las autoridades se preparan para levantar los subsidios sobre bienes básicos por falta de fondos y se acumulan las deudas a proveedores ante las escasas reservas de divisas, en el mercado no se encuentran productos tan básicos como medicinas.
Los apagones se prolongan ahora la mayor parte del día, pero tampoco hay combustible para alimentar los generadores eléctricos y las colas en las estaciones de servicio son kilométricas.
La inflación está disparada, con la libra libanesa que supera ya las 20.000 unidades por un dólar en el mercado negro, mientras el tipo de cambio oficial se mantiene en alrededor de 1.500 por una moneda estadounidense.
La Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, entre otros, han condicionado la entrega de ayuda financiera no urgente al Líbano a la implementación de reformas políticas y económicas, con énfasis en la formación de un gobierno, y el bloque comunitario ha amenazado incluso con imponer sanciones.
El Banco Mundial ha catalogado la del Líbano como una de las diez peores crisis económicas y financieras del mundo desde mediados del siglo XIX y posiblemente de las tres más severas.
El Ministerio francés de Exteriores explicó este viernes en un comunicado que esa nueva conferencia es una iniciativa de su presidente, Emmanuel Macron, y que hay una “urgencia absoluta” para que el Líbano salga de lo que denuncia como una “obstrucción organizada e inaceptable” y tenga un Gobierno.Saad al-Hariri y Emmanuel Macron (REUTERS)
A su juicio, eso pasa por consultas parlamentarias que tendrían que comenzar inmediatamente para la designación en el plazo más breve posible de un nuevo primer ministro. Francia insistió en que el nuevo Ejecutivo libanés debería lanzar “las reformas prioritarias que la situación exige” y preparar elecciones en 2022, que han de celebrarse “de forma transparente e imparcial”, de acuerdo con el calendario que está fijado.
Además, se mostró particularmente severo con la clase política libanesa tras la dimisión de Hariri, lo que a su parecer confirma “el bloqueo político en el que los dirigentes libaneses mantienen deliberadamente el país desde hace meses”. Y eso -recordó- cuando el Líbano se está hundiendo “en una crisis económica y social sin precedentes”.
Macron se ha implicado especialmente en la crisis libanesa desde la brutal explosión en el puerto de Beirut, de la que el 4 de agosto se cumple un año, que ha agravado la situación política en el país y ha dejado más de 200 muertos, 6.000 heridos y varios desaparecidos. El dirigente francés viajó en varias ocasiones al país desde entonces y organizó dos conferencias internacionales para coordinar la ayuda al Líbano.Emmanuel Macron y Olivier Verán visitan el Hospital Universitario Rafik Hariri en Beirut, Lebanon tras la explosión del puerto. Stephane Lemouton/Pool via REUTERS
Por otro lado, Estados Unidos llamó este jueves a los líderes del Líbano a que dejen “de lado urgentemente las diferencias partidistas” y formen un Gobierno que sirva al pueblo, después de la renuncia del primer ministro designado de ese país, Saad Hariri.
En un comunicado, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, consideró que la dimisión de Hariri “es otro acontecimiento decepcionante para el pueblo libanés”. Hariri dejó hoy su cargo tras nueve meses sin haber logrado formar un Gobierno por falta de consenso político, en medio de un fuerte recrudecimiento de la crisis económica que estalló en el país en 2019 y que estos días le ha dejado sin luz ni productos básicos.”
La clase política del Líbano ha dilapidado los últimos nueve meses”, afirmó Blinken, quien puntualizó que la economía de ese país “está en caída libre y el Gobierno actual no está proporcionando los servicios básicos de manera fiable”.
“Es fundamental que se forme ahora un Gobierno comprometido y capaz de implementar las reformas prioritarias”, afirmó el jefe de la diplomacia estadounidense.
En ese contexto, consideró que el Ejecutivo también debe comenzar a prepararse para las elecciones parlamentarias de 2022, que, dijo, deben celebrarse “a tiempo” y de manera “libre y justa”.