“La fractura y la pugna entre las distintas corrientes, Maduro-Diosdado, no es un hecho novedoso, han existido desde hace muchos años, encontrando siempre brechas para coexistir en torno al liderazgo hoy inexistente de Hugo Chávez”, asegura el dirigente político y exdiputado Juan Francisco García Escalona en un estudio sobre lo que ocurre internamente en el partido de Gobierno, que llegó a conocer muy bien porque convivió en las entrañas del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Asevera que hay una pugna interna “en dos extremos de fuerza, contradictorios en sí mismos, representados en: Nicolás Maduro Moros y Diosdado Cabello Rondón. Hay algunas variantes manifestadas en las regiones, donde se confrontan incluso a lo interno de las propias corrientes, denotando una gran división en el partido que se extiende hasta el gabinete y hasta lo más elevado del régimen”.
“Hay una gran división en el partido que se extiende hasta el gabinete y hasta lo más elevado del régimen”
A juicio de García, quien es abogado con maestría en Ciencias Jurídicas, la escena política actual, se caracteriza por una marcada beligerancia, llena de intensas confrontaciones de tipo personal, donde no hay deliberaciones en cuanto a la propuesta de ideas y de programas. “El debate conceptual quedó anulado por riñas de tipo personal, de ambiciones desmedidas de una corriente sobre la otra, con entrañable espíritu de supervivencia”.
Para este análisis dice García Escalona, él consultó a 3 exgobernadores, 6 candidatos a gobernadores, 3 ex ministros de Hugo Chávez, 4 ex asesores de la presidencia, 14 exdiputados de la Asamblea Nacional, 16 alcaldes en ejercicio aspirantes a reelección, 32 aspirantes alcalde, 9 legisladores regionales aspirantes a reelección, 11 ex legisladores regionales, 3 ex viceministros de la gestión de Hugo Chávez y 9 funcionarios de la administración pública.
Destaca que “la dinámica de las elecciones primarias ha significado, para algunos, una emboscada maestra que compromete severamente los intereses de una de las dos corrientes en disputa, provocando la reflexión acerca del deterioro de la comunión entre los factores de poder que convergen en el partido político del régimen, de manera que se extingue el amor que los mantenía unidos”.
“Situación que expone abiertamente el abismo, entre los abrazos conferidos y la cruda rivalidad contenida en cascadas de amenazas, en el tránsito de la lucha por el poder, constituyendo así el quiebre histórico, y resaltando la irreconciliable fractura”.
“El PSUV se fue degradando, convirtiéndose en una herramienta para el castigo y la exclusión de quienes se atrevían a desafiar el poder”
En el análisis que hace, llega a la conclusión de que el PSUV “se fue degradando, convirtiéndose en una herramienta para el castigo y la exclusión de quienes se atrevían a desafiar el poder de los gobernadores y alcaldes, quienes actuaron como dueños de la organización, obstaculizando los debates, concentrando las decisiones, enrostrándose ante sus militantes como seres supremos envestidos de autoridad con carácter totalitario, fragmentando una organización que nació con argumentos de garantizar la participación activa y protagónica del pueblo”.
Es así como el PSUV ha terminado convertida “en un elemento antipolítico y antidemocrático, un partido que se ha degenerado de tal manera, que es un brazo férreo de las exclusiones y las discriminaciones de los derechos del pueblo venezolano”.
“El enfrentamiento en el PSUV ha llegado a dimensiones inesperadas, quizás haya sido un terrible error convocar elecciones primarias. Los tiempos del liderazgo de Hugo Chávez han terminado, no hay control real por parte de ningún dirigente. Las molestias se expresan libremente, al punto de llevarlas al plano personal”.
Dice el dirigente Juan García que “algunos candidatos se mantienen inquebrantables en su línea de apoyo, otros no saben qué hacer, algunos sienten presión agigantada por el compromiso que pudieran asumir en un país convulsionado por la crisis política, económica y social, con un régimen señalado por violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos de su población; se enfrentan a la posibilidad de despertar un día hechos unos monstruos indeseables”.
Los escenarios
García Escalona determina que las disputas por el poder en las distintas regiones, de cara al 8 de agosto, en las elecciones primarias del PSUV, se manifiestan de la siguiente manera:
Amazonas: El actual gobernador y primero del chavismo en la entidad, Miguel Ángel Rodríguez, es cercano a Nicolás Maduro, quien lo mantuvo en su gabinete en diferentes cargos. Aspira la reelección, siendo adversado por la actual ministra de los pueblos indígenas, Yamileth Mirabal, y el joven Jefferson Camejo, presidente de Fundacite candidato con el respaldo del gobernador de Miranda Héctor Rodríguez; en teoría, todos de la corriente presidencial.
Nueva Esparta: La incapacidad de Dante Rivas de dirigir el PSUV en el estado provocó el resurgimiento del exministro de la Defensa, Carlos Mata Figueroa, quien tendría el apoyo de Diosdado y el respeto de Nicolás Maduro, dándole un matiz de tranquilidad a la contienda que en otras regiones se radicaliza con el paso de los días.
Cojedes: Margaud Godoy aspira ser reelecta; heredó la gobernación a la salida de Erika Farías, y responde a la línea de Nicolás Maduro, es adversada a lo interno de esa corriente por el actual viceministro de educación Jorge Pérez, y por el alcalde de Tinaquillo, militar retirado Luis Yoyotte, quien responde a los intereses de Cabello.
Anzoátegui: El cuestionado protector de ese estado Luis José Marcano, sería el abanderado de Maduro, encontrando adversarios marcados, en las candidaturas de; Herminia García Ron, alcaldesa de Puerto la Cruz, y Dinorah Requena del Consejo Legislativo, quienes se cruzan el respaldo de dirigentes nacionales adversos al Madurismo.
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