Y de la nada una ola de “influencers” extranjeros y nacionales pintan que Venezuela se levantó de las cenizas como el ave fénix y se ha convertido en un país casi de primer mundo. Pues no, esto es una estafa orquestada por la dictadura de Nicolás Maduro, avalada por una cierta cantidad de miserables que solo optan por el beneficio propio, pero al final de cuentas, así son los negocios.
Esto es un tema que sin duda alguna ha levantado una polémica gigante en un momento que la dictadura necesita lavar su imagen, aquí mi opinión:
El fenómeno de Alex Tienda primero, luego Luisito Comunica, han sido parte de ese grupo de influencers que han venido a “mostrar” al mundo la “realidad” de Venezuela, una un espejismo y la otra esa “realidad” paralela, que incluso muchos venezolanos aún dentro del país no entienden, los que estamos fuera, menos.
Alex Tienda
Ese hermoso documental que muestra las bellezas naturales de Venezuela ¿Pero qué venezolano ha olvidado eso? Ninguno, todos lo añoramos, aun así, pregunto: ¿De qué le sirven todas estas bellezas a alguien que tuvo que emigrar por una persecución a otro país? ¿Ver el Salto Ángel va a curarle las heridas a ese que tuvo que asistir al funeral de su madre por videollamada por no poder volver a Venezuela? Todos sabemos lo que tuvimos y lo que perdimos, pero más claro tenemos es aquello que no recuperaremos por culpa de unos criminales y unos colaboracionistas, políticos y no políticos que solo se resumen dos palabras: Oportunistas o ignorantes.
Luisito Comunica
Un documental turístico un poco más adentrado a la según él, realidad del venezolano de a pie.
Luisito señala en uno de sus tantos videos lo siguiente: “En 2017 yo me encontré con un país que todos los días estaba en protesta, el enojo de la gente se sentía latente, y llámenlo «resiliencia, llámenlo conformarse» o tal vez, porque ciertas cosas SÍ han mejorado bastante”.
Yo no culpo a Luisito, pero sin opinar con mala intención quizás solo se enfocó en ese pequeño grupo o pequeño porcentaje de personas que conviven y cohabitan con la dictadura que ha asesinado a cientos de inocentes, torturado a otros y forzado al exilio a 6.024.351 venezolanos, segunda ola de inmigrantes más grande mundo después de los Sirios.
Después del 2017 hubo una cantidad de masacres, en manifestaciones, dentro de los mismos cuarteles o una que hoy está dentro de la Corte Penal Internacional que es la conocida Masacre del Junquito.
En el video también reseñó que: “Caminar por las calles ya no se siente tan peligroso, los puestos de comida callejeros están abiertos al por mayor y hay nuevas tiendas, nuevos centros comerciales abriendo, la gente sale a consumir”.
Pero claro Luis, si los delincuentes emigraron porque ya no tenían a quien robar, o se les dificultaba conseguir balas en el mercado negro, su negocio en Venezuela se vino abajo. Los delincuentes apuntaban en su mayoría a la clase media, esta clase ya no existe.
Sí, es verdad, abren nuevas tiendas, centros comerciales, hasta casinos, pero ¿Quiénes?
Aquellos que ya no pueden lavar dinero en los Estados Unidos por miedo a las sanciones, entonces ahora residen nuevamente en Venezuela y necesitan lavar el dinero en algún lado donde reine la impunidad, ese dinero mal habido, nacido de la sangre de todos los caídos, necesita un lugar donde rodar.
Por otro lado, caminar en Venezuela rodeado de escoltas, claro que te hace sentir seguro.
Entiendo que mostrar las cosas buenas de cada país es tu trabajo, pero ¿Quiénes pueden disfrutar de todas esas delicias? El porcentaje no llega hoy ni a un 10%, eso es seguro. Un país con el 20% de su población en el exilio y sumando no puede tener maravillas, menos económicas, si mostraran la condición de los hospitales donde no hay insumos o incluso las universidades totalmente destruidas no podemos hablar de progreso. En Venezuela lo que existe es un modo de supervivencia continuo, el salario mínimo es de casi 2 dólares. No hay quien pueda cubrir una cesta básica con ese salario, en los supermercados se compra lo necesario o de a poco.
Nadie les ha dicho a estos influencers que los muertos en Venezuela no tienen urnas.
Señalar que la gente se siente más alegre, se nota que no visitaron Venezuela, sino un grupo selecto de personas con beneficio único de lo conocido como un enchufe, o quizás esos que se alegraron, fue por tu fama y porque hablaste con ellos. El venezolano no duerme porque no tiene servicio de luz las 24 horas, mucho menos de agua, el venezolano vive en una depresión continua por diferentes problemas que conforman un estado fallido causado por un comunismo criminal. Si ustedes quieren ver un venezolano contento, será con la dictadura fuera, ahí sí verán otra Venezuela, no ahora.
En Venezuela existen influencers venezolanos como Marko Música, David Comedia o Javier Hala Madrid, que no pueden pisar el país porque los matan. Sí, los matan, por levantar la voz o por simplemente ayudar a cientos de personas por Go Found Me para cuestiones de salud ya que nadie en Venezuela tiene acceso a medios económicos para combatir un cáncer o hasta el mismo COVID-19.
También existen humoristas y periodistas exiliados, que aun no estando en el país, sus casas son allanadas y sus familias acosadas por la dictadura, pasó hace pocos días atrás con Napoleón Rivero y Reuben Morales ¿Por qué si un venezolano no puede entrar a su país, otros van a creer en el producto que ustedes venden? Es como decir que un influencer venezolano vaya a México a decir que “El Chapo” Guzmán no afectó nunca la seguridad nacional de tu país o que nunca puso en peligro la vida de cientos de inocentes.
La farándula
La farándula ha sido cómplice en la descomposición social del venezolano, sin dudas, los que han caído en estos cuentos aplauden este tipo de influencers y critican o atacan a los que son nativos. Por otro lado, están esos influencers venezolanos que por pescar en rio revuelto, dejan de promocionar vibradores, para promocionar una Caracas “acomodadita”.
Quizás en esas incoherencias es difícil no pensar que lo único “acomodadito” es la cuenta bancaria.
No es casualidad que Nicolás Maduro invite a los venezolanos a volver, ya que según él “Venezuela está mejor que nunca”. La dictadura entendió la importancia del aval de la opinión pública y de los grandes medios de comunicación, por eso ahora normalizan la dictadura, y unos por plata y otros por ignorancia lo aplauden y siguen como borregos a estas figuras.
Días atrás la periodista Patricia Poleo hizo un post en Instagram donde el dictador Nicolás Maduro vuelve a vender las “maravillas” de Venezuela, esto no es casualidad, esto es algo perfectamente orquestado.
Nota de Patricia Poleo en su cuenta de Instagram:
Patricia Poleo: “Aquí va el jefe de los Youtubers/Influencers marcando la pauta de la “normalidad”, la “belleza” “la productividad, la felicidad”…Y es que @nicolasmaduro igual que los Youtubers normalizadores se pueden desplazar sin problema por Venezuela, con el tanque full de gasolina. Y se dan el lujo de sacar una cámara y grabar sin ser interceptados por maleantes uniformados. Se dan el lujo de mentir impunemente mientras la verdad le estalla en la cara a millones de venezolanos, a quienes sólo les queda mirar a través del vidrio cómo se burlan de su miseria.”
Patricia tiene razón.
Esta campaña solo es una complicidad más, parte del proceso de normalizar la dictadura.
La venta de esta “realidad” de Venezuela, es tan fraudulenta y poco real, como llegar a decir algo sobre un inexistente buen funcionamiento de las líneas de Metro de Ciudad de México, o de que ya México no está sumergido en narcotráfico, así de irreal es lo que venden.
Influencers así no hacen falta en el país, sino van a aportar una ayuda real, mejor vayan a otro lado. Los influencers mienten, Venezuela no está bien, solo hay una camapaña de marketing criminal.
Por Raymond Azar