Después de un fallido intento por llegar a la Presidencia de Colombia, la exsenadora liberal Piedad Córdoba anunció su retiro de la política en 2020.
Adujo un bajo respaldo de sectores independientes a los que ella había acompañado y una profunda depresión. Incluso dijo que personas que la estaban asesorando terminaron trabajando para el también candidato a las presidenciales Gustavo Petro Urrego.
Sin embargo, en los últimos días la otrora destacada congresista liberal volvió a ser noticia. Primero, confirmó su regreso a la arena política, aspirando de nuevo al Senado.
Y aunque en abril de 2019 dijo que nunca ha votado ni votaría por Petro, declaró hace un par de días en varios medios que cree que “es el hombre que Colombia necesita” por ser “sereno, ponderado y capaz”.
También cobró relevancia un ingreso de Córdoba, desde Venezuela, sin sellar su pasaporte.
El lunes 13 de septiembre circuló una foto en la que se le ve entrando a Colombia, en silla de ruedas, por el puente internacional Simón Bolívar.
Hacia las 4:30 pm, dos hombres la recogieron y la subieron a una camioneta de placas FYX-972.
Luego se trasladó al aeropuerto Camilo Daza, de Cúcuta, y tomó un vuelo doméstico.
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La indagación
El episodio, estableció El Tiempo, tuvo dos efectos. Migración Colombia abrió un proceso administrativo por el ingreso irregular.
“Dentro del marco de este ejercicio, y garantizando y respetando el debido proceso, la señora Córdoba Ruiz tendrá que comparecer ante Migración Colombia y rendir descargos”, anunció la entidad.
Pero el episodio también tuvo efectos en el campo político. Al menos un sector evalúa exigirle a Córdoba que explique si se reunió con miembros del régimen de Nicolás Maduro.
De hecho, se quiere descartar si su visita estuvo relacionada con los movimientos de Maduro para evitar la extradición de Alex Saab.
La propia Córdoba le admitió a El Tiempo su cercanía con Saab, quien es considerado por Washington pieza clave del régimen y de los acuerdos de Maduro con Irán, Turquía y Rusia.
Incluso, Moscú –garante de la mesa de diálogo entre la oposición y Maduro en México– salió a rechazar la extradición de Saab. Y Maduro anunció que el barranquillero había sido nombrado uno de sus voceros, sin que eso tuviera efecto en Cabo Verde.
«Fines humanitarios»
El ingreso de Córdoba también inquietó porque, dentro de la investigación por el crimen de Álvaro Gómez, la exsenadora le admitió a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) que ella fue cercana a Jesús Santrich y a Iván Márquez.
Ambos, uno ultimado y el otro escondido, han sido ubicados en Venezuela por organismos de inteligencia.
Pero El Tiempo estableció que Córdoba tiene un documento listo en el que entrega su versión de su visita a Venezuela y, de paso, pide que se archive el proceso administrativo, que prevé una multa de hasta 8 millones de pesos.
Según allegados, lo que la propia exsenadora ha expresado es que su ingreso fue por el corredor humanitario. Pero no está relacionado con su condición física, tras ser sometida a una operación de rodilla por temas de osteoporosis y no de una fractura, como se especuló. De hecho, tras la operación, viajó a la isla de Dominica, vecina de Venezuela.
Ese 13 de septiembre se abrió la frontera entre Colombia y Venezuela para permitir el paso de unos 360 niños, labor que ella estaría apoyando.
Y aseguran que el funcionario que le permitió el ingreso para subir al carro que la esperaba en ningún momento le aclaró que debía sellar el pasaporte en ese lugar.
Al parecer, se dedujo que el trámite migratorio debía surtirse en Bogotá, tal como lo hizo al aterrizar en el aeropuerto El Dorado, procedente de Cúcuta.
Los interrogantes
Todo indica que la exsenadora se dirigió a la sede de Migración en la calle 100 (norte de Bogotá) a realizar el trámite, tras intentar sin suerte ingresar a la página web de Migración.
Y aunque todo indica que solicitará que el caso sea archivado, aún hay varias preguntas que las autoridades migratorias quieren despejar.
Una de ellas es si la labor de apoyo a niños de Córdoba –que en el pasado desempeñó misiones humanitarias con los secuestrados en manos de las FARC– requería notificación de alguna autoridad colombiana.
En cualquier caso, para Piedad Córdoba se trató de un episodio en el que no hubo una intención reprochable de su parte.
El Nacional |
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