Con su familia y esperando a que sean las 7 de la mañana de este domingo, Martha Sepúlveda se resguarda para pasar su último día en paz.
Esta mujer de 51 años de edad se convertirá este domingo en la primera paciente no terminal en acceder a la eutanasia. Sepúlveda no supo de la misa que se ofició en su nombre, ni de la petición que le hizo la Conferencia Episcopal Colombiana para que reconsiderara su decisión.
Su historia se la contó a un medio de comunicación y, luego de ello, se encerró en su casa, en un barrio de Medellín, a esperar la muerte. No ha conocido las reacciones de la decisión de acabar con su sufrimiento tras luchar tres años contra la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
Quienes la conocen afirman que, aunque hace días está desconectada del celular, las noticias y los medios de comunicación, su “verraquera” la hubiese blindado de escuchar toda la información que se derivó, pero ahora podría considerarse que está en paz mientras el mundo se enciende afuera.
“Martha no tiene ni idea de lo que han dicho los curas, entonces en realidad es como si el mundo estuviera explotando afuera y ella no tiene ni idea de lo que está pasando. Si el celular de Martha estuviera disponible, ella no tendría vida, pero hemos sido muy cuidadosos de que ella está en su mundo, resguardada ya y que nadie interfiera con su paz y su tranquilidad”, contó Camila Jaramillo Salazar, su abogada, a 24 horas del procedimiento.
Son procesos de mucha reflexión, de hablar en familia, de hacer las paces con la decisión, de estar completamente seguros con lo que se quiere hacer
Y es que su historia no solo tomó fuerza por ser la primera paciente a quien le autorizaran la eutanasia sin tener una enfermedad terminal, sino por ser una mujer sumamente religiosa desde el catolicismo.
“Yo estoy totalmente tranquila. Me considero muy creyente de Dios, pero, repito: Dios no me quiere ver sufrir a mí y yo creo que a nadie. ¿Qué padre quiere ver sufrir a sus hijos? (…). Sé que la vida la da la voluntad de Dios, pero yo creo que él me está permitiendo esto y me está premiando a mí porque no voy a estar postrada en una cama”, le dijo a Caracol Televisión.
Sonriente salió ante las cámaras y contó que desde que le autorizaron el procedimiento, en agosto de este año, se ríe y duerme más tranquila. Y es que solo pasaron cuatro días de que la Corte Constitucional expidiera la Sentencia C-233, el pasado 23 de julio, y ya Martha estaba solicitando ante su IPS el procedimiento.
Se cumplieron 10 días y la respuesta fue positiva, luego de que su caso fuera evaluado por el Comité de Muerte Digna, una figura que tienen los hospitales y que están compuestos por un especialista en la enfermedad que tiene la persona, un psiquiatra o psicólogo clínico y un abogado.
Al menos diez meses atrás, Sepúlveda consideró la eutanasia como una solución. En marzo comenzó a investigar sobre los precedentes y en junio, un mes antes de la decisión de la Corte que le daba luz verde a pacientes con ella, se acercó al laboratorio DescLAB- Laboratorio de Derechos Económicos, Sociales y Culturales para asesorarse jurídicamente.
“Son procesos de mucha reflexión, de hablar en familia, de hacer las paces con la decisión, de estar completamente seguros con lo que se quiere hacer, e igualmente ella hasta el último momento puede arrepentirse porque ese es el derecho a morir dignamente”, agregó su abogada.
Precisamente, la mujer narró que ha recibido apoyo de su hijo y sus 11 hermanos, quienes, si bien en un primer momento no estaban muy de acuerdo con el plan de Martha, tampoco querían verla sufrir.
El Tiempo |
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