La Inteligencia de Estados Unidos admite que se ve incapaz de averiguar los orígenes del COVID-19 con los datos disponibles en la actualidad, según un informe oficial desclasificado este viernes.
La Oficina de la Directora de Inteligencia Nacional de EEUU publicó por completo ese documento, cuyos puntos principales fueron desvelados en agosto pasado, como que el espionaje estadounidense descartó que el causante del virus SARS-CoV-2 fuera diseñado como una arma biológica.
Según se supo en agosto, el informe no llega a una conclusión definitiva sobre qué originó el virus y muestra que la inteligencia estadounidense está dividida entre dos hipótesis: que el virus pasara de un animal a un humano o que fuera producto de un accidente en un laboratorio.
Con la publicación del informe entero queda claro que la Inteligencia de EEUU se ve incapaz de proporcionar una explicación definitiva sobre los orígenes del coronavirus a menos que aparezca nueva información proporcionada por China.
En concreto, los datos que el espionaje estadounidense ve necesarios son aquellos que permitan “determinar la vía específica del contacto inicial natural con un animal o que un laboratorio en Wuhan (China) estuvo manejando el SARS-CoV-2 o un virus precursor antes de que la covid-19 emergiera”.
En este sentido, la Inteligencia de EEUU considera que se necesitará la cooperación de China para alcanzar una conclusión sobre el origen de la pandemia.
“Pekín, sin embargo, continúa entorpeciendo la investigación global, se resiste a compartir información y culpa a otros países, incluido EEUU”, dice el texto.
En opinión de la comunidad de Inteligencia estadounidense, esta actuación refleja “la propia incertidumbre del Gobierno de China sobre a dónde podría llevar una investigación, así como su frustración por el hecho de que la comunidad internacional emplea el asunto para ejercer presión política sobre China”.
Algunas de las cuestiones que EEUU cree que podrían arrojar luz serían saber más sobre el momento, la localización y la ocupación de las primeras personas que se contagiaron de COVID-19 y cómo se investigaron estos primeros casos.
Otros datos que la Inteligencia de EEUU opina que podrían ayudar son los relativos a los animales o muestras de ellos en los mercados y granjas de Wuhan (Hubei) y en otras provincias, entre otros.
En agosto Biden había dico que China estaba reteniendo “información crítica” sobre los orígenes del COVID-19.
“Existe información crítica sobre los orígenes de esta pandemia en la República Popular China, sin embargo, desde el principio, los funcionarios del gobierno de China han trabajado para evitar que los investigadores internacionales y los miembros de la comunidad mundial de la salud pública tengan acceso a ella”, dijo Biden en un comunicado.
“Hasta el día de hoy, la República Popular China sigue rechazando los llamamientos a la transparencia y reteniendo información, incluso cuando el número de víctimas de esta pandemia sigue aumentando”.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de China atacó la investigación estadounidense antes de la publicación del informe. Fu Cong, director general del Ministerio de Asuntos Exteriores, dijo en una sesión informativa para periodistas extranjeros que “utilizar a China como chivo expiatorio no puede encubrir a Estados Unidos”.
“Si quieren acusar a China sin fundamento, más vale que estén preparados para aceptar el contraataque de China”, dijo en aquella ocasión.
Con información de EFE, AP y AFP
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