En días previos pudimos ser testigos de unas escandalosas elecciones primarias del chavismo, donde no respetaron ni a los ganadores “legítimos” de la comunidad primitiva de partidarios del PSUV: muchos fueron cambiados a dedo por elección de Diosdado Cabello y Freddy Bernal.
No fue un secreto, fue notorio y descarado. ¿Pero a quien le importa?
Eso solo fue un preámbulo de lo que se avecina este 21 de noviembre de 2021, ante otro fraude electoral, quizás el más descardado de la historia de la política venezolana; política con “p” pequeña, política de prostitutas.
Este 21 de noviembre veremos el crecimiento de la nueva “opción” de “oposición” que es llamada “Fuerza Vecinal” partido político que de una manera silenciosa ha ido abarcando posiciones por su buen manejo de la cohabitación con la dictadura.
El oportunismo
Veremos un Morel Rodríguez en Nueva Esparta queriendo imponer el “Morelato” o cadena de mandatos interminables con sucesores (como su nieto) al igual que las dictaduras, un David Uzcateguí que solo da vergüenza hasta escucharlo hablar, donde hasta con sonrisa en la cara habla de presos políticos ante las cámaras, no tiene verguenza y como éstos, otros como Gustavo Duque hasta apoyados por la farándula venezolana o las piezas claves para atraer personas como Raziel Rodríguez, que difícilmente entienda su nuevo entorno. ¿Quien financia este partido político?
La “Fuerza Vecinal” es la nueva gran estafa de la política venezolana.
Esto no culmina aquí, ante la caída inminente de Voluntad Popular y Leopoldo López que a última hora quiso “darle vuelta” a la situación para salvar su pellejo, decidió rechazar la participación al circo electoral.
López fue puesto contra la espada y la pared por su mismo partido, donde una gran mayoría, incluyendo el señor Freddy Guevara-, decidieron apoyar el proceso sí o sí, dejándolo sin opción, y de negarse sería expulsado del partido político.
López, como buen cobarde optó por el silencio, junto a su alfil, Juan Guaidó, ya que el escándalo de Monómeros lo salpicó de tal manera que hasta su misma madre se vio vinculada por una polémica transacción de 60.000 USD a Advocacy LatAm, empresa en la cual es vicepresidente.
Monómeros se ha convertido en caja chica de un grupo selecto de personas. Tan selecto es que el partido Voluntad Popular pasó a segundo plano.
El pago que ejecutó Monómeros, según, por temas publicitarios, escándalo que reveló la periodista Patricia Poleo.
López, al igual que Capriles o el mismo Guaidó, está muerto políticamente, solo que el ego no lo ha dejado asimilarlo.
Aquí lo que queda de esa antigua pseudo oposición es que bailan al ritmo de Acción Democrática (AD) y Un Nuevo Tiempo (UNT). Partidos apoyados por periodistas que fueran alguna vez de trascendencia en Venezuela como Rafael Poleo y Leopoldo Castillo, quienes se han dedicado a vender esperanzas de “cambio” por redes sociales, cuando sabemos que esto no será así. El mejor ejemplo es el glorioso resultado de la Asamblea de 2015 con el que se limpiaron el trasero.
Unas alcaldías y gobernaciones harán mucho menos.
Este periodismo que tanto daño ha hecho al país, genera remuneración económica por su participación en la política como todos sabemos y ninguno de estos votará por ser “perseguidos”, aunque la verdad es que son “perseguidos” como Américo De Grazia, Gilber Caro o José Olivares: sólo con una llamada telefónica estarían dentro de Venezuela haciendo cobertura a sus compinches.
La realidad
Son selecciones, no elecciones. Los ganadores serán electos a dedo por la dictadura, basándose en el que “moleste menos”.
La dictadura necesita un equilibrio para la comunidad internacional, sabe que no la tendrá con la MUD, por lo cual ahora necesita desplazarla poco a poco ya que el experimento de Leocenis García, Timoteo Zambrano, Javier Bertucci, Luís Parra, José Brito, Bernabé Gutiérrez y la “Alianza Democrática” salió muy mal.
Buscan caras nuevas, caras jóvenes, ingenuas, también vivos y lo que no falla, los ignorantes. Todos estos elementos servirán para legitimar una dictadura criminal.
En dictadura la libertad de expresión y el derecho al voto no son garantizados.
Credibilidad
No existe ninguna credibilidad, existe un negocio, una operación para la cohabitación, un sistema parcializado como el CNE tiene tanta credibilidad como un comunista hablando de “dar y no robar”.
El CNE ya tiene las fichas ganadoras, la abstención será abrumadora, pero muchos de esos políticos “participantes”, mañana dirán que sacaron miles de votos, mientras que los venezolanos sabremos que es mentira. El mundo sabrá que es mentira.
Lo que nos queda es recordar las caras de los participantes, los que se han prestado a falsas encuestas, y a seguir matando a los venezolanos de hambre. Lo único que cambiará es la distribución de culpa, ya solo no será Maduro, ahora serán otros también.
Es decepcionante que aún existan ciudadanos ahogados en ignorancia que se autodenominen “pueblo” y salgan a votar por estos aspirantes a criminales.
El problema de Venezuela es pedagógico, la ignorancia no ha salido muy cara y hay unos que no están dispuestos a entender y sólo en un día clavarán el ultimo clavo en el ataúd de la libertad.
Si usted vota, es cómplice.
Si usted vota, es culpable.
Si usted vota, legitima la dictadura.