Sin poder ir a la playa a festejar y con toque de queda a partir de las 23 horas para evitar la propagación del covid-19. Esas son las severas limitaciones con las que los peruanos recibirán la noche de este viernes el Año Nuevo y que han caído como un balde de agua fría a una ciudadanía ansiosa por festejar y evadirse en el cierre de 2021 dramático.
Dado que las fiestas de fin de año coinciden en Perú con el inicio del verano, la tradición más extendida en las ciudades de la costa es acudir a las playas para recibir el Año Nuevo, lo que este año se esperaba poder hacer con mayor libertad después de que en 2020 los balnearios estuvieran cerrados para contener los contagios por el covid-19.
Sin embargo, el gobierno peruano anunció hace apenas unos días que el 31 de diciembre y el 1 de enero no se podrá hacer uso de las playas, ríos, lagos y piscinas públicas para evitar los contagios masivos y resguardar la salud pública, tras la confirmación de 116 casos de la nueva variante ómicron en el país.
El ministro de Salud, Hernando Cevallos, precisó que tampoco está permitida la venta de bebidas alcohólicas ni de alimentos en las zonas de descanso colindantes con el mar, donde sí se podrá practicar algunos deportes en esos días.
Los alcaldes de varios distritos con balnearios ya se habían adelantado a la prohibición impuesta por el Ejecutivo y, por ejemplo, la municipalidad de La Punta, que tiene algunas de las playas más frecuentadas en el puerto del Callao, anunció que cerraría su acceso los días 1 y 2 de enero porque el público había rebasado el aforo permitido en el fin de semana de Navidad.
De la misma forma, las playas en la Costa Verde de Lima han considerado aforos limitados y seguridad con sus agentes de serenazgo durante todo el verano para evitar que los visitantes rompan las reglas o consuman bebidas y alimentos, lo cual está prohibido.
No obstante, el cierre de las playas y piscinas al aire libre ha generado enojo en algunos sectores al considerar que, de esta forma, se está alentando las reuniones en locales cerrados, como restaurantes y bares, que pueden atender hasta las 23.00 horas, momento en que empieza el toque de queda hasta las 4.00 horas del día siguiente.
Y es que también las autoridades han adelantado el toque de queda, que durante los últimos meses se aplicaba de forma residual entre la 1 y las 4 de la madrugada pero que ahora se adelantó para evitar precisamente concentraciones masivas de personas.
También han sido constantes las críticas a esta medida, por impedir en muchos casos que familias que viven distantes puedan pasar el fin de año juntos y alentar también eventos «a puerta cerrada» donde más gente permanecerá encerrada más tiempo junta, exponiéndose al contagio.
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