Oleksandra y sus cuatro perros de rescate se han refugiado en el baño de su departamento en Járkiv desde que comenzó el bombardeo.
«Cuando escuché las primeras explosiones, salí corriendo de la casa para buscar a mis perros. La gente entró en pánico, abandonaban sus autos. Estaba muy asustada», dice.
La joven de 25 años ha estado hablando regularmente con su madre, que vive en Moscú.
Pero en estas conversaciones, e incluso después de enviar videos desde su ciudad fuertemente bombardeada, Oleksandra no termina de convencer a su madre sobre el peligro en el que se encuentra. «Járkiv está siendo bombardeada, pero mi madre en Rusia no me cree», dice.
«No quería asustar a mis padres, pero comencé a decirles directamente que civiles y niños están muriendo», cuenta.
«Pero a pesar de que se preocupan por mí, todavía dicen que probablemente solo sucede por accidente, que el ejército ruso nunca atacaría a los civiles. Que son los ucranianos los que están matando a su propia gente».
Es común que los ucranianos tengan familia al otro lado de la frontera con Rusia. Pero para algunos, como Oleksandra, sus parientes rusos tienen una comprensión diferente del conflicto.
Cree que se debe a la información que les cuentan los medios rusos, que están estrictamente controlados.
Oleksandra dice que su madre simplemente repite la narrativa de lo que escucha en los canales de televisión estatales rusos.
«Realmente me asusté cuando mi madre citó exactamente a la televisión rusa. Simplemente les están lavando el cerebro. Y la gente confía en ellos», indica Oleksandra.
«Mis padres entienden que aquí está ocurriendo una acción militar. Pero dicen: ‘Los rusos vinieron a liberarte. No arruinarán nada, no te tocarán. Solo tienen como objetivos bases militares'».
Otra versión
Mientras entrevistábamos a Oleksandra, continuaron los bombardeos. La conexión a internet era débil, por lo que tuvimos que intercambiar mensajes de voz.
«Casi he olvidado qué esel silencio. Están bombardeando sin parar», indicó.
Pero en los canales de televisión estatales rusos ese mismo día, no hubo mención de los misiles que impactaron en los distritos residenciales de Járkiv, de las muertes de civiles o de cuatro personas que murieron cuando hacían cola para obtener agua.
Los medios rusos dicen que la amenaza para los civiles ucranianos no proviene de las fuerzas armadas rusas, sino de los nacionalistas ucranianos que utilizan a los civiles como escudos humanos.
Los canales de televisión estatales rusos justifican la guerra culpando a lo que llaman ha sido la agresión ucraniana y continúan llamándola «una operación especial de liberación».
Cualquier medio ruso que utilice las palabras «guerra», «invasión» o «ataque» puede ser bloqueado por el regulador de medios del país por difundir «información deliberadamente falsa sobre las acciones del personal militar ruso» en Ucrania.
Algunos rusos han salido a las calles para protestar contra la guerra, pero estas manifestaciones no fueron transmitidas en los principales canales de televisión estatales.
«Salvando a Ucrania de los nazis»
Mykhailo, quien tiene un restaurante de Kiev, no tenía ni el tiempo ni las ganas de ver la cobertura de la invasión en la televisión rusa.
Cuando comenzó el bombardeo de la capital de Ucrania, él y su esposa se enfocaron en cómo proteger a su hija de seis años y a su bebé.
Por la noche sus hijos se despertaron con el sonido de las explosiones y no paraban de llorar. La familia tomó la decisión de mudarse a las afueras de Kiev y luego huir al extranjero.
Viajaron a Hungría, donde Mykhailo dejó a su esposa e hijos y regresó al oeste de Ucrania para ayudar en el esfuerzo de guerra.
Le sorprendió no haber tenido noticias de su padre, que trabaja en un monasterio cerca de Nizni Nóvgorod, en Rusia.
Lo llamó y le contó lo que estaba pasando. Su padre respondió que eso no era cierto; que no había guerra y que, de hecho, los rusos estaban salvando a Ucrania de los nazis.
Mykhailo dijo que sentía que conocía el poder de la propaganda rusa, pero cuando lo escuchó de su padre, quedó devastado.
«Mi propio padre no me cree, sabiendo que estoy aquí y viendo todo con mis propios ojos. Y mi mamá, su exesposa, también está pasando por esto», dice.
«Se está escondiendo con mi abuela en el baño, por el bombardeo».
«Rusia como el bueno»
Los medios rusos han estado estrictamente controlados durante muchos años y los espectadores reciben una visión acrítica de Rusia y sus acciones en todo el mundo.
«La narrativa estatal solo muestra a Rusia como el chico bueno», explica la doctora Joanna Szostek, experta en Rusia y comunicación política de la Universidad de Glasgow.
«Incluso las historias que cuentan sobre la Segunda Guerra Mundial, la Gran Guerra Patriótica, Rusia nunca ha hecho nada realmente malo. Y es por eso que ahora no lo creerán».
La mayoría de los rusos, añade, no busca otros puntos de vista.
La experta cree que la narrativa unilateral que es muy crítica de Occidente ayuda a explicar por qué los rusos pueden tener visiones tan opuestas a las de sus familiares que viven en los países vecinos.
«Las personas que critican a Rusia han sido presentadas durante mucho tiempo como traidores o agentes extranjeros; los críticos son todos agentes extranjeros que trabajan para Occidente. Así que ni siquiera le crees a tu propia hija».
El reloj de Moscú
Los padres de Anastasiya viven en un pequeño pueblo a 20 km de distancia de la autoproclamada República Popular de Donetsk, que está en manos rebeldes.
El pueblo todavía está bajo el control de las autoridades de Kiev, pero los canales de televisión estatales rusos siempre están encendidos en su casa.
Incluso tienen el reloj ajustado a la hora de Moscú, un retroceso al pasado soviético.
Cuando el 24 de febrero, Anastasiya se despertó en Kiev con el sonido de las sirenas, supo cómo reaccionarían sus padres.
«Mi madre fue la primera persona a la que llamé cuando salté de la cama a las 5 (de la mañana), desorientada. Se sorprendió de que la llamara y sonaba muy tranquila, casi casual», cuenta.
Anastasiya, una corresponsal del Servicio Ucraniano de la BBC que se mudó a Kiev hace 10 años, escuchó explosiones de bombas después de despertarse y estaba preocupada por el próximo golpe.
«Llamé a mi madre de nuevo. Le dije que tenía miedo. ‘No te preocupes’, me dijo tranquilizadoramente. ‘Ellos (Rusia) nunca bombardearán Kiev’«.
Pero ya lo están haciendo, le respondió Anastasiya.
«Le dije que hubo bajas entre los civiles. ‘¡Pero eso es lo que tuvimos cuando Ucrania atacó Donbás!’, dijo riendo. Por un momento no pude respirar. Escuchar a mi madre decir esto con tanta crueldad me rompió el corazón».
Anastasiya cree que la imagen que han creado los medios rusos es la del «ejército ruso glorificado» que está librando a Ucrania de los nazis.
Durante años evitó las discusiones políticas con sus padres, pero esta vez le colgó el teléfono a su madre.
Hablamos con Anastasiya cuando viajaba lejos de Kiev después de cuatro noches en un refugio antibombas. Su mente estaba en un futuro incierto.
«Hay muchos pensamientos en mi cabeza ahora. ¿Qué nos pasará a todos? ¿Hacia dónde va esto? ¿Volveré alguna vez? ¿Volveré a ver a mis padres? Todavía los amo profundamente, pero algo dentro de mí se ha roto y no creo que pueda arreglarse jamás».
BBC
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