La disputa con Rusia por la exigencia de Vladímir Putin del pago en rublos del gas ha hecho sonar las primeras alarmas en Alemania. Berlín se prepara para un posible racionamiento del gas en caso de que se interrumpan las entregas desde el país euroasiático.
El Gobierno ha dado un primer paso formal, que consiste en activar la fase de alerta temprana de su ley de emergencia, creada para hacer frente a la escasez de este combustible del que dependen en gran medida su potente industria y las calefacciones de sus 83 millones de habitantes.
Berlín cree que el ultimátum del presidente ruso es una amenaza muy real. La semana pasada, Putin anunció que Rusia iba a exigir el pago en rublos a los “países hostiles”, entre los que se encuentra la Unión Europea, que hasta ahora dependía en un 40% de las importaciones de gas ruso. La primera reacción del Gobierno alemán fue afirmar que la exigencia suponía un incumplimiento del contrato, lo que indicaba que no iba a doblegarse ante el desafío de Putin.
La confirmación llegó un par de días después. Tras una reunión de los ministros del G7, las siete naciones más industrializadas del planeta decidieron este lunes por unanimidad plantarse y rechazar el pago de las importaciones en rublos. La preocupación alemana es mayor después de que el portavoz de Putin asegurara que Moscú no suministrará gas “gratis” a Europa, es decir, tras amenazar directamente con un corte de suministro si no se paga de la forma en que exige el Kremlin.
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