Todos nos hemos sentido dañados en algún momento de nuestra vida. Tengas la edad que tengas, alguna vez has experimentado algún dolor emocional y sabes lo que son las heridas del pasado.
Duele. Lo entiendo.
Pero lo que haces con esa herida es probablemente más importante que el propio dolor.
En pocas palabras, ¿Cómo dejar de lado las heridas del pasado y seguir adelante? Vamos a verlo.
Culpar a otros por nuestro dolor es lo que la mayoría de nosotros hacemos en un principio. Alguien nos hizo algo malo o nos ofendieron de alguna manera que nos hirió mucho. Queremos que se disculpen. Queremos que ellos reconozcan que lo que hicieron estuvo mal.
Pero culpar a otros por nuestro dolor puede ser contraproducente. El problema de culpar a los demás es que, a menudo, te puede dejar sin poder. Por ejemplo, te enfrentas a esa persona (tu jefe, tu cónyuge, tus padres, tu hijo…), y dicen: “No, no lo hice”, o peor aún, “¿y qué si lo hice?”. Entonces acumularás ira, dolor y ninguna resolución.
Todos tus sentimientos son legítimos. Es importante sentirlos, permitir que fluyan y luego seguir adelante. Acumular quejas de forma indefinida es un mal hábito, porque te duele más de lo que les duele a ellos.
Las personas que se aferran a estas heridas del pasado, a menudo, reviven el dolor una y otra vez. A veces, una persona puede incluso conseguir sentirse “atascado” en este dolor, en esta culpa.
5 maneras de curar el dolor del pasado
La mejor manera de dejar las heridas en el pasado es aceptar que la alegría y la felicidad pueden volver a tu vida. Y, para ello, has de hacer espacio. Si tu corazón está lleno de dolor, ¿cómo puedes estar abierto a cualquier cosa nueva?
Toma la decisión de dejarlo ir: aprende a soltar
Las cosas no desaparecen por sí solas. Tienes que comprometerte a “dejarlo ir”. Si no haces esta elección consciente por adelantado, podrías terminar auto-saboteándote y no dejando pasar ese dolor pasado.
Aprender a soltar es totalmente esencial. Lo que pasó, ha de quedar atrás. No haciendo como que nunca ha pasado, sino aprendiendo de él y evolucionando, pero no reviviendo una y otra vez lo que ocurrió. Eso es solamente echarle aún más leña al fuego. Así pues ¿de qué nos sirve realmente seguir fustigándonos? Sólo para sentirnos peor.
Expresar tu dolor y tu responsabilidad
Decir lo que el dolor te hace sentir es útil. Y esto se puede realizar hablando directamente con la otra persona involucrada, escribiendo a modo de desahogo un diario o redactando una carta que nunca enviarás a su remitente.
Pero simplemente expresarlo hace que lo liberes de lo más profundo de tí. Te aliviará. Y te ayudará a conocerte más a ti mismo:
- ¿Qué podrás hacer de manera diferente la próxima vez?
- ¿Eres un participante activo en tu propia vida, o simplemente una víctima sin esperanza?
- ¿Vas a dejar que tu dolor se convierta en tu identidad? ¿O eres alguien más profundo y más complejo que eso?
A pesar de lo positivo de expresar el dolor, es bueno expresarlo en su justa medida. Háblalo con personas cercanas o profesionales, pero no lo alargues mucho tiempo, sino sólo estarás reviviendo una y otra vez lo mismo. Hablar mucho tiempo de ello hará que la herida permanezca abierta más tiempo de lo necesario.
Dejar de ser la víctima y culpar a otros
Ser víctima te hacer sentirte bien, es como estar en el equipo ganador contra el mundo. Pero, ¿sabes qué? Al mundo, en gran parte, no le importa. Sí, eres especial. Sí, tus sentimientos son importantes. Pero no te confundas con “tus sentimientos ” a “tus sentimientos deben anular todas las cosas, y nada más importa”.
Tus sentimientos son sólo una parte de esta gran cosa que llamamos vida, que es compleja y desordenada.
Necesitas tomar la responsabilidad de tu propia felicidad y no poner tanto poder en manos de otra persona. ¿Por qué dejar que la persona que te hizo daño en el pasado tenga tal poder, aquí mismo, en este momento?
Esperar que otra personan te pida disculpas es dejar el poder de tu felicidad en sus manos y nuestra felicidad sólo depende de nosotros. Este hecho, a veces es difícil de comprender, si bien el poder del perdón es muy poderoso, no debemos condicionar nuestra felicidad a que nos pidan perdón.
Centrarse en el presente y la alegría
Ahora es el momento de dejar ir lo que te duele. Cómo decían los Beatles: “let it be” (déjalo estar). Deja ir el pasado y deja de revivirlo. No se puede deshacer, por lo que todo lo que puedes hacer, es convertir hoy en el mejor día de tu vida.
Cuando te enfocas en el aquí y ahora, tienes menos tiempo para pensar en el pasado. Cuando los recuerdos del pasado se deslizan en tu conciencia (ya que están “obligados” a aparecer de vez en cuando), identifícalos, obsérvalos pero no los juzgues. Después céntrate de nuevo en el presente.
Recuerda, si apretamos nuestros cerebros y vidas con sentimientos de dolor, hay poco espacio para algo positivo. Es una decisión que debes tomar: dar la bienvenida a la alegría de nuevo en tu vida.
Perdónalos
Puede que no tengamos que olvidar los malos comportamientos de otra persona, pero casi todo el mundo merece nuestro perdón. A veces, nos quedamos atascados entre nuestro dolor y nuestra terquedad, y ni siquiera podemos imaginar ese “te perdono”. Erróneamente, creemos que perdonar es sinónimo de “estoy de acuerdo con lo que hiciste.” Nada más lejos de la realidad.
La realidad es que el perdón dice: “no estoy de acuerdo con lo que hiciste, pero no quiero albergar rencor en mi corazón contra ti. Te libero de mi ira”
El perdón no es signo de debilidad. Es querer seguir adelante en la vida y sentir la alegría de nuevo en ella. Yo no puedo hacer eso por completo hasta que deje ir el dolor”.
El perdón es una manera de empatizar con la otra persona y tratar de ver las cosas desde su punto de vista.
Y perdonarse a sí mismo puede ser una parte importante de este paso, así como, a veces, podemos llegar a culparnos a nosotros mismos por la situación o daño. Si no puedes perdonarte a ti mismo, ¿Cómo vas a ser capaz de vivir en paz y con felicidad en el futuro?
Pensamiento erróneo
Mucha gente posee un pensamiento distorsionado sobre las heridas del pasado: “si dejo de pensar en ello le estoy quitando importancia, y lo que pasó fue muy importante”. Esto se puede traducir en la creencia de que debemos darle relevancia a algo negativo que ocurrió, porque al ser negativo no podemos dejarlo pasar por alto. Pensamos que debemos regocijarnos en el dolor y machacar a otra persona en caso de que creamos que nos tienen que pedir perdón.
Sin embargo, este pensamiento solo nos dejará anclados en el pasado. Por muy negativo que fuera lo que pasó, si nos quedamos encallados en aquel acontecimiento, sólo nos provocará dolor. Si alguien no nos pide el perdón que queremos, no deberíamos esperar ese perdón para ser felices. Tampoco sería adecuado darle más importancia de la que merece. La vida sigue pasando día a día, y siempre se nos presentan retos nuevos. Aquello que ocurrió ya no se puede modificar, así que aceptemos lo que ocurrió, aprendamos de ello y mirados hacia adelante.
Es difícil, pero alivia tanto, que compensa
Sé que esto es difícil, increíblemente difícil dejar de lado el dolor de uno y las heridas del pasado. Si nos hemos mantenido en él durante mucho tiempo, se siente al dolor como un viejo amigo. El dolor está justificado y sería un sacrilegio dejarlo ir.
Pero la vida de nadie debe ser definida por su dolor. No es sano que se suma a nuestro estrés, afecte a nuestra capacidad de concentrarse, estudiar y trabajar, y que afecte a cada otra relación que tenemos. Cada día que eliges aferrarte al dolor, es otro día en que todo el mundo alrededor de ti, tiene que vivir con esa decisión y sentir sus consecuencias.