Corea del Sur y EE.UU. retomaron hoy por primera vez en cuatro años unos ejercicios militares de gran magnitud en un momento marcado por la escalada armamentística en la península y la posibilidad de que el régimen norcoreano lleve a cabo su primera prueba nuclear desde 2017.
Estos ejercicios buscan reforzar la interoperabilidad de los aliados en respuesta al programa adoptado el año pasado por Corea del Norte para modernizar su arsenal y que ha contribuido a la escalada armamentística en la península.
Tras confirmarse su celebración el pasado 1 de agosto, los aliados iniciaron hoy Ulchi Freedom Shield (UFS), según confirmó en un breve comunicado en Estado Mayor Conjunto surcoreano (JCS), unas maniobras militares sobre el terreno y a gran escala que no se celebraban bajo este formato desde el verano de 2018.
Estas maniobras, que suelen desatar la condena de Corea del Norte debido a que el régimen las considera un ensayo para invadir su territorio, fueron reducidas en escala primero y canceladas después de cara a favorecer el diálogo durante el bienio de acercamiento que vivieron hasta 2019 Pionyang, Seúl y Washington.
El fracaso de la cumbre sobre desnuclearización de Hanói y el cierre fronterizo total -que aún persiste- de Corea del Norte para contener la covid volvieron a distanciar a ambos bloques, una brecha que se amplió aún más cuando el régimen de Kim Jong-un aprobó enero de 2021 un plan quinquenal para desarrollar armas hipersónicas, más y mejores misiles o submarinos de propulsión nuclear.
Tanques, activos aéreos y miles de soldados
Aunque se desconoce si UFS, que durará hasta el próximo 1 de septiembre, incluirá maniobras con fuego real, se da por hecho que implicará el despliegue de tanques, activos aéreos y miles de soldados.
Además de maniobras sobre el terreno, incluye también una simulación computerizada como ejercicio de puesto de mando y ejercicios de defensa civil.
UFS transcurre en dos partes, una primera que consiste en repeler un hipotético ataque norcoreano y en defender la región capitalina surcoreana y una segunda que consiste en operaciones de contraataque.
El ejercicio incluye escenarios como la detección de operaciones de sabotaje con explosivos en centrales nucleares, o ataques sobre una fábrica de semiconductores (principal exportación surcoreana y elemento clave en las cadenas de suministro globales), aeropuertos o la red bancaria nacional, según ha dado a conocer el Ministerio de Defensa Nacional surcoreano.
El ejercicio también servirá para asesorar las capacidades de las fuerzas surcoreanas de cara a obtener en el futuro el control operativo (OPCON) de las fuerzas combinadas en caso de un ataque norcoreano.
Pese a que originalmente estaba previsto que Seúl se hiciera con el OPCON a mediados de la pasada década, los continuos avances militares de Pionyang han obligado a retrasar esta opción.
Todo listo para otro test nuclear
El último plan de modernización armamentístico de Corea del Norte ha deparado a su vez un volumen récord de pruebas de proyectiles este año (más de 20) y también una serie de preparativos para realizar su primera prueba nuclear desde 2017.
Pionyang lleva al menos desde febrero preparando un nuevo test en su centro de pruebas de Punggye-ri (noreste del país) y, según muestran los satélites, tiene todo listo desde hace semanas para ejecutarlo.
No se descarta pues que el régimen responda UFS con un ensayo atómico, aunque muchos expertos apuntan a que podría realizarse antes de las legislativas estadounidenses de noviembre para así penalizar al Gobierno del demócrata Joe Biden, hacia el cual el régimen ha mostrado un absoluto desinterés en lo referente a retomar el diálogo.
Ante la posibilidad de que Pionyang realice pronto una detonación nuclear subterránea, Seúl y Washington subrayaron la semana pasada su intención de responder con el despliegue de activos estratégicos estadounidenses en la región, tal y como Biden prometió al nuevo presidente surcoreano, el conservador Yoon Suk-yeol, en su cumbre de hace tres meses.
La celebración de los ejercicios llega además tres días después de que la hermana de Kim Jong-un, Kim Yo-jong, rechazara tajantemente la oferta de ayuda económica planteada por Seúl al régimen si éste opta por la desnuclearización.
Kim calificó la propuesta del presidente Yoon de «absurda», consideró que la oferta es idéntica a la presentada sin éxito por anteriores Gobiernos conservadores surcoreanos y descalificó repetidamente al mandatario, que llegó al poder el pasado mayo.
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