Decenas de miles de israelíes, entre ellos el ex primer ministro Yair Lapid, se manifestaron la noche del sábado (21.01.2023) en Tel Aviv contra el flamante gobierno de Benjamin Netanhayu en Israel, el más derechista en la historia del Estado hebreo.
«Aquellos que quieren al Estado vinieron a defender la democracia, sus tribunales y la idea de una vida en común y de un bien común», aseguró Lapid en Twitter. «No abandonaremos hasta que no hayamos ganado», añadió.
Unos 120.000 manifestantes llenaron las calles del centro de Tel Aviv, según la prensa local. La policía no aportó datos sobre el número de participantes.
Fue la manifestación más importante en Israel desde el regreso de Netanyahu al frente de un ejecutivo, en que hay varios ministros de ultraderecha y ultraortodoxos.
La protesta se produjo pocos días después de que el Tribunal Supremo invalidara la designación como ministro del Interior del ultraortodoxo Arieh Deri.
El núcleo de las manifestaciones fue la céntrica plaza Habima de Tel Aviv, donde convocó el Movimiento por un Gobierno de Calidad en Israel (MGCI) bajo el lema «Libertad, igualdad y calidad de gobierno» para frenar «la peligrosa revolución del nuevo Ejecutivo que destruirá la democracia israelí», afirmaron en su llamado a la población.
Karen Kol, que reside en la localidad de Hod Hasharon (centro de Israel), dijo protestar contra «un gobierno antidemocrático», en una marcha en que muchos manifestantes ondearon banderas israelíes.
«No queremos permitir que los políticos controlen nuestras vidas», afirmó Dov Gidony, de 33 años, un informático que reconoció que era la primera vez que participaba en una manifestación.
«Nuestros hijos y nietos tienen derecho a vivir en un país democrático. Hay muchas corrientes extremistas, religiosas, casi mesiánicas, en este gobierno. Cuando vine a este país, era una nación en esencia laica, en la que se podía vivir libremente. Pero ahora están cercenando nuestros derechos», se quejó Diego, un científico argentino-israelí que se instaló en el país en 1987.
En la marcha hubo una presencia destacada de personas de la comunidad LGBTI y de opositores a la extensión de las colonias israelíes en el enclave palestino de Cisjordania.
Además de la retórica homófoba de algunos ministros de la extrema derecha -han llegado a amenazar con prohibir el Desfile del Orgullo-, han propuesto una cláusula legal que permita a profesionales, incluido médicos, negarse a prestar servicio a personas que atenten contra sus creencias religiosas, lo que afectaría a este colectivo.
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