La ciudad turca de Kahramansmaras, epicentro del terremoto, ha quedado devastada. Aquí, sus habitantes, más de un millón, están desesperados porque la ayuda tarda en llegar, lo que ha dado pie a saqueos en supermercados en busca de alimentos.
Para evitar los robos, algunos comerciantes han decidido hacer guardia ante sus negocios.
“La tienda está hecha un desastre. Como pueden ver, todas las ventanas están destrozadas. Por eso espero aquí, delante de mi tienda”, explica Emin Kacmaz, propietario de una tienda de muebles.
En esta ciudad en el sur Capadocia, los habitantes se sienten abandonados.
Muchos esperan junto a los edificios derrumbados alguna noticia de sus seres queridos y miles se han quedado sin un techo bajo el que refugiarse en medio de una intensa ola de frío.
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