funciones y prerrogativas. “El poder corrompo, y el poder absoluto corrompe absolutamente” Edmund Burke.
Finalmente, los controles y la planificación central fuera de las funciones naturales del Estado siempre fracasan, esto conlleva a que el público en general perciba debilidad del gobierno y de los planificadores burócratas en cargados de planificar y ejecutar; entonces la reacción inmediata es. Pedir más controles, muchos más fuertes que los anteriores “porque se requiere de orden y personas fuertes que impongan ese orden”. Así, cada nuevo control se percibe insuficiente, y el caos e inestabilidad imperantes -por ejemplo, algo tan “simple” como montañas de basura en las calles- induce a niveles de stress y ansiedad en una sociedad que en su desespero termina por ceder cada vez más libertad a cambio de seguridad y estabilidad. De forma inadvertida, nos decía Hayek, la sociedad va construyendo su propio camino de servidumbre. Hay que cuidarse de políticos cuyo discurso se alimente de “amor por los pobres”, discursos extremistas y soluciones únicas, así como también; de diagnósticos sin soluciones que no respondan al “como”. Hay que cuidarse de los demagogos, y también del realismo mágico. Pero fundamentalmente, hay que cuidarse de las visiones políticas que plantean como solución a nuestros problemas más control por parte del Estado: el colectivismo no funciona en ninguna de sus versiones. La mejor planificación social la hacen los individuos libres, no el Estado. No se trata de una opinión, sino de un hecho histórico.
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