Vamos con algunos puntos clave para entender un poco sobre el sentido de las políticas exteriores en Medio Oriente.
Aunque difícil y poco probable este escenario, lo cierto es que la rivalidad iraní-saudí es múltiple : religiosa porque ambos se disputan el liderazgo del islam, pero también estratégica por el control del estrecho de Ormuz donde pasan millones de barriles de petróleo diarios.
- Después de un ataque contra la embajada saudí en Teherán en 2016 hubo distintos intentos de acercamiento entre ambos, pero todos fallidos. La rivalidad es tan grande que llega hasta una discusión si el Golfo es arábigo o pérsico.
Lo novedoso del último acercamiento es que ha sido promovido (con ciertos reparos sobre esto último) por China que desde los años de Obama viene queriendo mostrar una cara alternativa en todos los lugares donde Estados Unidos o pierde influencia o se retira.
No hay que olvidarse que la relación entre Arabia Saudita y China viene creciendo desde hace años y en la última reunión entre Xi Jinping y Bin Salman se abordaron dos ejes: la estabilidad en el mercado del petróleo (tema dentro de la OPEP y la Liga Árabe) y el tema Irán.
El petróleo (parte de los factores centrales en la política exterior de los países árabes) marca una agenda política también fuera de la región: frente a la guerra en Europa, pasa a tener interés ya no solo para China y Estados Unidos, sino también para la Unión Europea.
- El factor iraní para los árabes se define también en la posibilidad de que los Ayatollah se hagan con el control del armamento nuclear. Como siempre remarco: el peor escenario en las escaladas nucleares es “el efecto contagio” y eso en Oriente Medio sería una catástrofe.
El Acuerdo Nuclear (JCPOA) firmado en 2015 y promovido por Estados Unidos dejó no solamente disconforme a Israel, sino también a Egipto, Arabia Saudita (árabes) y a Turquía. Aun en caso de que Israel ya tenga armamento nuclear disuasivo, el efecto contagio está muy cerca.
Tanto Turquía como algunos estados árabes comenzaron a barajar la posibilidad de también contar con armamento nuclear disuasivo, algo que sería un problema serio: en Oriente Medio, además de los problemas internos a las fronteras, hay serias amenazas regionales.
Estados Unidos desde hace algún tiempo llevó su política exterior a un frente que es el Indo-Pacífico (China) y especialmente la influencia de estos en zonas de influencia propia. Desde febrero de 2022 el otro frente es Ucrania, territorio invadido por Rusia.
Arabia Saudita, que siempre ha privilegiado el sostenimiento externo de países y no de grupos para estatales (este es un punto muy importante), sabe que lo que hoy le puede dar Biden estará bastante acotado. China, ni lento ni perezoso, esperó y dio un golpe certero.
Con algunas cartas sobre la mesa, Arabia Saudita busca una presión indirecta sobre Washington por medio de China: si Biden no les da lo que quieren, entonces probarán con China para que Biden suba el precio. Es como jugar al mejor postor.
Especialmente porque Arabia Saudita mantiene una relación militar con Estados Unidos que ha ido aumentando en los últimos años (armamento militar convencional) y pueden esperar también que se vuelva en una relación también nuclear como la que EEUU tuvo con Irán en épocas del Sha.
¿Dónde está la trampa? en que China no cumplirá el mismo rol que tuvo Estados Unidos en los años setenta. El modus operandi chino es de larga espera, décadas si es necesario, evitando una confrontación directa con cualquiera. Esta es la enorme diferencia con la Rusia de Putin.
Calibrar la relación con Irán y la posibilidad de que China tome aún más fuerza en Medio Oriente es la moneda de cambio saudí para subirse el precio con Washington.
El que deberá mover la ficha ahora es Biden, sabiendo que el juego con los árabes tampoco es sencillo.
- El factor nuclear, sumado el anterior efecto contagio, es lo que también regularía Arabia Saudita en una posible vuelta a la normalidad con Irán. Bajar un poco la tensión originada por esto y demorar una escalada desde Teherán que arrastraría a todos.
- El factor de los Hutíes en Yemen es otro punto central: mientras Arabia Saudita siempre prefirió su relación con otros estados, Irán ha construido una estrategia por medio de sus brazos armados fuera de Irán. Hezbollah en el Líbano y los Hutíes en Yemen.
En este hilo también hay información sobre cómo Irán (por medio de IRGC y Hezbollah) construyó el fenómeno de los hutíes que no solo son parte de la guerra civil yemení, sino también que están en la puerta sur del Reino Saudí y sus cohetes se dirigen hacia allí.
El arsenal de los hutíes se dirige contra el corazón de la economía saudí: sus campos petroleros. También han atacado a aliados del reino en el Consejo de Cooperación del Golfo como Emiratos Árabes Unidos, explicando así las respuestas que los ejércitos árabes dan en Yemen.
- ¿Todo esto complica la normalización de los árabes con Israel? puede cambiar las reglas de juego y dilatar, pero estaba dentro de las posibilidades. Esto no quita que los Acuerdos de Abraham, firmados en 2020, sean auspiciosos para la firma de nuevos países.
El ingreso de países de África a la normalización con Israel sirve también para compensar los vaivenes de Medio Oriente que es una región siempre inestable y donde muchas veces pretendemos reducir todo a dos o tres detalles cuando el entramado es verdaderamente complejo.
Escritor invitado al The Freedom Post
Analista en Política Internacional
Máster en Política Internacional y
Licenciado en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales.
Twitter: @LucianoMondino_
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