Un armador de origen griego, sería una nueva pieza clave en la compleja red de corrupción en la estatal petrolera PDVSA.
El Político
Nuevos detalles de la investigación sobre las redes de corrupción en PDVSA amplían el alcance de las conexiones internacionales para incluir nuevos actores en el exclusivo grupo de armadores griegos, quienes se beneficiaron de las transacciones ilegales de crudo venezolano.
Una pieza clave de las indagaciones recientemente identificada es uno de los brokers de tanqueros que desarrolló una estrecha alianza con el coronel José Antonio Pérez Suárez, vicepresidente de Comercio y Suministro de PDVSA, actualmente en el centro de la extensa red de corrupción vinculada al ex ministro de Petróleos y alta figura del chavismo, Tareck El Aissami.
El coronel Pérez Suárez, actualmente bajo detención indefinida, desarrolló un esquema fraudulento con Ilokopoulos y otros armadores y operadores basados en Grecia e Italia. Esto para obtener beneficios multimillonarios.
Según fuentes familiarizadas con las indagaciones, el militar exigía el pago en efectivo de cantidades millonarias por cada barco cargado de crudo y productos petroleros que salía de las terminales de PDVSA. Sin embargo, estas cifras nunca ingresaron a las arcas de la corporación venezolana.
Identifican nuevos actores en red internacional de corrupción conectada a Pdvsa https://t.co/TvYIhIoEHo
— Casto Ocando-Primer Informe (@cocando) April 12, 2023
PERO DETRÁS DEL GRIEGO HAY ALGUIEN:
Ilokopoulos, conocido entre operadores de PDVSA por un apodo, había estado activo por años en el negocio de transportar crudo venezolano a mercados internacionales.
«Había hecho por años todos los fletes para Boris Ivanov, operador de la entidad rusa Gazprombank, quien mantenía una sociedad con Alejandro Betancourt en la empresa mixta Petrozamora«, dijo una fuente que trabajó con PDVSA.
Iliokopoulos un competidor directo de Alessandro Bazzoni, otro broker que también tenía tratos irregulares con el coronel Pérez Suárez y otros funcionarios de alto nivel, en la petrolera estatal venezolana.
Pero en 2021 y 2022, Iliokopoulos se alió circunstancialmente con Bazzoni, para constituir un cartel administrado por el broker italiano, Erik Roveta, a través del cual se inflaba el precio de los fletes y se producían demoras extraordinarias para incrementar las ganancias.
Es de destacar que la demora de un buque VLLC, con capacidad superior a las 250 mil toneladas de crudo, tenía un costo de hasta US$150.000 por día, y las demoras podían durar hasta 40 días.
Transcurrido ese tiempo, la deuda causada por la demora, que debía ser cubierta por PDVSA, más el costo del flete que se llegaba a cobrar en unos US$20 millones, se «cancelaba» con el crudo que ya se encontraba cargado en el tanquero.
El crudo era vendido luego en mercados internacionales. Las ganancias de la venta se repartía entre los operadores y sus protectores. Es decir, El Aissami, Cabello, Rodríguez, generando un esquema fraudulento que esquilmó decenas de millones de barriles de crudo de PDVSA entre 2021 y 2022.
Esta operación se repitió muchas veces, generando «ventas» de crudo en los registros contables de PDVSA, que en realidad no generaban los ingresos respectivos. En dos años de operaciones fraudulentas la deuda generada por las ventas falsas incrementaron la deuda contable a $21 mil millones.
Adicionalmente, Iliokopoulos estableció una asociación estratégica con el coronel Pérez Suárez, para alquilar sus buques directamente a PDVSA, a fin de facilitar la carga de crudo de forma expedita y discreta.
La investigación ha determinado que el dúo Pérez-Suárez Iliokopoulos cargó siete tanqueros bajo este esquema, en el cual la carga de crudo desapareció en el aire, sin dejar rastro contable.
Tanqueros bajo sospecha
En una información de último momento, el medio Primer Informe pudo confirmar que el buque MT Oreo aún continúa incautado por PDVSA, por orden del tribunal, y no ha sido reclamado por sus propietarios, los operadores George Moundreas y Alessandro Bazzoni.
Hasta ahora, ni Moundreas, ni Bazzoni han contactado a las autoridades venezolanas para presentar el reclamo sobre el barco, u ofrecer explicaciones sobre el destino de la carga a bordo del tanquero MT Nikel, que usaron con nombres falsos, entre ellos FortOne, para transportar crudo de forma fraudulenta desde Venezuela.
Como se sabe, cuando la operación de la Policía Anticorrupción del régimen inició meses atrás, el FortOne —en realidad MT Nikel— zarpó de forma «atropellada», a pesar de que no tenía autorización, con agentes marítimos venezolanos a bordo.
Una vez en aguas internacionales, el capitán bajó a los agentes en una balsa a la deriva, hasta que fueron rescatados por la Guardia Costera venezolana.
Moundreas y Bazzoni, que manejan una fortuna conjunta de US$2 mil millones, se encuentran vinculados —además— a una serie de transacciones presuntamente fraudulentas, que implican a Álex Saab y su socio Álvaro Pulido, los hermanos Kalil, Alejandro Arroyo y Miguel Silva.
Bazzoni está relacionado con el operador mexicano, Joaquín Leal Jiménez, quien fue hombre clave de Saab y que ha pagado a compañias como ELIMINALIA para eliminar su nombre de internet y varias cuentas conjuntas en Dubai. Las cuales eran administradas por el financista, José Luis Chávez Calva.
Tanto Bazzoni como Leal Jiménez se encuentran bajo sanción del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, que investiga también los casos de corrupción recientes en PDVSA.