En 1859, el Británico Charles Darwin público «El origen de las especies», allí se encuentran los primeros fundamentos de las teorías de la biología evolutiva. Darwin expuso como las especies se adaptaban a un medio ambiente, en constante cambio, para poder lograr su supervivencia.
Esta teoría trata de explicar sistemas muy complejos, y que porsupuesto funcionan de esa manera para preservar la vida; no es el caso del sistema político venezolano actual. Nuestro sistema político, un verdadera jungla, tiene sus similitudes en cuanto a la teoría de Darwin sobre la adaptación de las especies al medio ambiente, dinámico, en el cual se desenvuelven las especies: personas, partidos, ONGs, iglesias, instituciones públicas y privadas, entre otros; solo que este sistema no busca preservar la vida, sino el poder; aún a costa de la propia vida.
Bajo este sistema, que nos ha llevado a los venezolanos a un estado animal, el país parece haberse resignado a vivir en el caos, y de hecho, esto último se ha convertido en la normalidad. Los venezolanos no reclaman derechos, sino que asumen una posición de supervivencia propia de la teoría darwinista: adaptación de la especie al medio hostil en el que se desenvuelve.
Reclamar derechos en Venezuela es percibido por la población como una práctica poco efectiva en la cual se «pierde tiempo» porque «no pasará nada». Lo habitual es identificar dentro la estructura mafiosa al que mueve los hilos detrás de cada operación burocrática, y en tal sentido, hacer el «contacto».
El otro medio por el cual se actúa es el de la violencia. Esta se dirige contra los miembros «más débiles» dentro del entorno. Así, grupos organizados forman estructuras dedicadas a la extorsión, el secuestro, y cobro de vacunas. Estos últimos parásitos de los primeros.
Hay además subgrupos de todo tipo; los más relevantes de todos ellos son los llamados «enchufados«. Son el brazo burocrático paralelo de quienes se han adueñado de las instituciones. Tienen la tarea de lavar activos, simular una «relativa prosperidad empresarial«, e incluso llegan a convertirse en los chivos expiatorios.
Las colas de gasolina reflejan está dinámica social, ya arraigada en la cultura política y social del país; veamos:
- Los que hacen cola: Eslabón más débil en la cadena. Resignado, sin ganas de pelear; es la presa, y se concibe como tal.
–Los que venden los puestos: grupos organizados que ejercen la violencia.
–El que paga para entrar a la E/S: el que se enchufa
–El que entra sin pagar (poder): son los que tienen secuestrado el poder y las instituciones que lo ejercen.
–La policía o GN que custodian: el sostén burocrático del poder.
–El operador de isla: sub grupo de enchufado circunstancial que termina siendo el chivo expiatorio.
–Los dueños: atrapados entre la burocracia del poder y las mafias.
–Pdvsa: la institución que ejerce directamente el poder de forma totalitaria, y por supuesto arbitraria.
Con todo lo antes expuesto, un país como Venezuela no solo debe hacer ejercicio de resistencia política sino, más aún; resistencia espiritual y moral. Cada vez es más difícil poder irrumpir en el escenario con una propuesta de cambio; imperativo crear masa crítica y de esta última, la élite renovadora con aspiraciones de poder.
Difícil planteamiento, pero no de imposible ejecución.
Esta y otras noticias en nuestro canal de Telegram TFPOficial; siguenos tambien por Instagram thefreedompost_