A principios de esta semana, se difundió en algunos medios de comunicación que el Obispo de Matagalpa, Monseñor Rolando Álvarez, había sido excarcelado por el Régimen de los Ortega – Murillo. Hay que recordar que el mencionado Pastor del pueblo de Nicaragua, se había negado el pasado mes de febrero a salir de su país desterrado junto con otros 222 presos políticos que el Régimen de Daniel Ortega había liberado en ese momento, y que sin previo aviso fueron montados en un avión que aterrizó en Washington DC para sorpresa del mundo, pero a los cuales una vez más Ortega les violó sus derechos humanos, al quitarles la nacionalidad nicaragüense. Víctimas de esta oprobiosa medida contra el derecho humano a la identidad, son un total de 317 patriotas nicaragüenses, entre los que se encuentra el propio Obispo y también la expresa política y luchadora nicaraguense Irlanda Jerez, quien me hizo llegar información valiosa a los fines de redactar el presente artículo.
La negativa de Monseñor Álvarez a salir desterrado de su país, le costó que Ortega lo condenara a 26 años de prisión por supuesta Traición a la Patria (delito que sabemos es muy común que invoquen asimismo en los regímenes totalitarios de Cuba y Venezuela, contra cualquier disidente político). Obviamente, mantener secuestrado a un alto prelado de la Iglesia Católica, que además es amado por el pueblo de Nicaragua que lo tiene por héroe (y lo es), porque ha denunciado a todo riesgo los atropellos y crímenes que ha cometido el Régimen sandinista desde el año 2018 contra los nicaragüenses, ha significado un dolor de cabeza para Daniel Ortega. Sin duda una situación incómoda de la que no ha podido librarse ya en dos intentos, porque el valiente Apóstol se ha negado a desterrarse dejando atrás a los otros presos políticos, donde hay también sacerdotes y pastores de la Iglesia Evangélica.
Lo cierto es que Monseñor Álvarez, a principio de semana fue sacado de la cárcel de máxima seguridad denominada La Modelo, y trasladado hasta la sede de la Conferencia Episcopal, a los fines de atender una negociación para su exilio teniendo por interlocutores a representantes del Régimen de Ortega y a representantes del Vaticano. Esta negociación fracasó porque Monseñor Álvarez no aceptó las condiciones del acuerdo e incluso no aceptó destierro bajo ninguna circunstancia. Monseñor Álvarez sólo aceptaba salir hacia Roma si el propio Papa Francisco le daba una orden por escrito. Y es que Monseño exige el cese de persecución de la Iglesia, la libertad de todos los presos políticos, la devolución de los bienes confiscados a la Iglesia por parte del Régimen y también la exigencia de una declaración de perdón por parte de Ortega al pueblo de Nicaragua. De tal manera, Monseñor Álvarez fue trasladado de nuevo a la cárcel La Modelo, en medio de la obvia irritación del Dictador sandinista.
Ahora bien, como católico y político independiente venezolano, me pregunto y aprovecho la oportunidad para preguntarle a la Santa Sede ¿no pueden ustedes realizar la misma labor de intercesión por los 286 presos políticos venezolanos? Los venezolanos esperamos tener una buena noticia en cuanto a la liberación de los presos políticos, más, cuando es público y notorio que en Venezuela no existe Sistema de Justicia, ni Estado de Derecho, y de allí que la Sala de Cuestiones Preliminares de la Corte Penal Internacional, haya continuado la investigación contra Nicolás Maduro. Sabemos de la digna lucha que los Obispos de la Iglesia venezolana han llevado contra el Régimen Comunista de Nicolás Maduro, pero los venezolanos deseamos escuchar la voz del Papa Francisco abogando por la libertad de los presos políticos venezolanos.
La voz profética de Monseñor Rolando Álvarez traspasa las fronteras de la nación de Rubén Darío, y puedo afirmar que nos llega hasta Venezuela diciendo como en uno de sus sermones:
“… Y estamos siempre con la fuerza interior y la paz en el corazón y la alegría que el resucitado nos da, la alegría de aquél que nos dice: ÁNIMO, SOY YO, NO TENGAN MIEDO. Recuerden amadísimos hermanos, el miedo paraliza, la desesperanza auto-sepulta, y el odio pues, es la muerte del corazón. Al odio, se le responde con el amor, a la desesperanza con la esperanza viva, y al miedo con la fortaleza y la valentía que nos da el Cristo…” Monseñor Rolando Álvarez, Obispo de Matagalpa, Nicaragua.
Viva Nicaragua Libre! 🇳🇮
Viva Venezuela Libre! 🇻🇪
Miami, 7 de julio de 2023
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