El Gobierno de facto prohibió a la entrada de mujeres a un parque nacional en Afganistán, al considerar que muchas de las visitantes no usaban el velo obligatorio o hiyab y que el turismo no es un derecho, una medida que provocó este lunes las críticas de organizaciones internacionales.
«No contentos con privar a las niñas y mujeres de la educación, el empleo y la libre circulación, los talibanes también quieren quitarles los parques y el deporte y ahora incluso la naturaleza», denunció en un comunicado la directora asociada de Derechos de la Mujer de HRW, Heather Barr.
Los talibanes prohibieron el pasado sábado el acceso de las mujeres al parque nacional de Band-e-Amir, ubicado en la céntrica provincia de Bamyan, por no respetar las reglas, anunció a los medios el ministro de la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio, Mohammad Khalid Hanafi, tras una reunión con líderes religiosos locales.
«Las mujeres y nuestras hermanas no pueden ir a Band-e-Amir hasta que alcancemos un principio de acuerdo. Las agencias de seguridad, los ancianos y los inspectores deberían tomar medidas al respecto. Ir a hacer turismo no es un deber», afirmó Hanafi al finalizar el encuentro, según el medio afgano ToloNews.
Este nuevo veto, que se suma a una larga lista de restricciones adoptadas por los talibanes desde su llegada al poder contra las mujeres, se debe a que «hay quejas sobre la falta de hiyab o sobre el mal uso del hiyab» en el parque, explicó el jefe del Consejo de Ulemas Chiítas de Bamyan, Sayed Nasrullah Waezi.
El Relator Especial de la ONU sobre derechos humanos en Afganistán, Richard Bennett, trasladó ayer su malestar con la medida en la red social X (antes Twitter), preguntándose por qué esta restricción «es necesaria para cumplir con la Sharia y la cultura afgana».
Band-e-Amir está compuesto por media docena de lagos «creados naturalmente con formaciones y estructuras geológicas especiales, así como una belleza natural y única», según la UNESCO, y fue el primer parque nacional en ser establecido en Afganistán, en 2009.
Desde la toma de Kabul hace dos años, los talibanes han coartado severamente los derechos de las mujeres y las han apartado casi por completo de la vida pública, impidiéndoles que accedan a la educación secundaria y universitaria, o que trabajen en la mayoría de los espacios públicos salvo algunas excepciones.
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