De Tijuana a San Francisco, la ruta del fentanilo en América

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«Está aburrido también», dice un menor con la cara cubierta mientras embute fentanilo en polvo dentro de una cápsula. Como esa, tiene que armar otras 21.000 a la semana. Lleva guantes, pero no máscara protectora: «El fentanilo en polvo tiene varios productos muy tóxicos para la salud, desgraciadamente varios compañeros se han muerto».

Es un ‘empaquetador’. Consultado por el equipo del medio local NMás, responde que no consume fentanilo, «pues uno está en la cocina, uno sabe ya». El ‘cocinero’ del laboratorio clandestino en las sierras de México también niega consumir fentanilo, por la misma razón.

Aquel laboratorio es una de las instalaciones donde se movió la producción del opioide sintético después de que China regulase la producción «tras años de intensa diplomacia estadounidense», según Vanda Felbab-Brown, del Brookings Institution. El gigante asiático, sin embargo, no desapareció de la ecuación: allí se producen los precursores de la droga y, también, se brindan servicios de blanqueo de dinero a los traficantes.

Laboratorios humanos

La elaboración del opioide en el vecino del sur no se reduce a laboratorios escondidos. «Hay toda una estrategia de mercadotecnia para la introducción del fentanilo en Tijuana», sostuvo Víctor Clark, director del Centro Binacional de Derechos Humanos y profesor de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de San Diego, en declaraciones recogidas por el medio mexicano Excélsior.

Los carteles, explicó, comenzaron a mezclar fentanilo con otras drogas para generar demanda en México y calcular dosis y efectos:

Empezaron a mezclar el fentanilo con otras drogas mezclándolo con heroína, con cocaína, con metanfetamina, con el propósito de crearles resistencia en el consumo de fentanilo, fue un proceso de, entre comillas, educación a los adictos de las calles para que ellos dijeran que los efectos eran distintos, que las drogas eran más potentes.

«Tenemos evidencia de casos en que los carteles sabían que una dosis de fentanilo era mortal porque la habían probado en seres humanos en México, y aún así la enviaron a Estados Unidos», declaró por su parte George Papadopoulos, administrador adjunto principal de la DEA ante la Cámara de Representantes. Algo similar aseguró el fiscal general Merrick Garland al presentar cargos contra el Cartel de Sinaloa:

Después de que un adicto muriera probando un lote de fentanilo del cartel, uno de los acusados envió el lote a Estados Unidos de todos modos.

Y también:

Dos de los acusados probaron la potencia del fentanilo del cartel en individuos que estaban atados. En otro caso, los acusados experimentaron con una mujer a la que habían ordenado disparar. En lugar de ello, le inyectaron fentanilo repetidamente hasta que sufrió una sobredosis y murió.

Farmacias de fentanilo

En algunas localidades, como Tijuana, el fentanilo se vende en plena calle. Así lo aseguró Clark, del Centro Binacional de Derechos Humanos, con el caso de la ciudad fronteriza de Tijuana.

En zonas turísticas se vende en locales con la apariencia de farmacias. Incluso se promociona con carteles en inglés, dirigidos a turistas estadounidenses. Investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles analizaron productos vendidos por 40 locales en cuatro ciudades frecuentemente visitadas por turistas. La mayoría de las drogas estaban adulteradas, un 30% de las dosis vendidas como oxicodona tenían fentanilo.

En una de las ocasiones, un investigador notó al pedir ‘oxy’ que había pastillas azules y verdes. Al consultar a las dos jóvenes detrás del mostrador, le respondieron:

Una hablaba mejor inglés y le transmitió la pregunta a la otra en español. Discutieron un rato entre ellas y, al final, nos dijeron «el verde es más como… fentanilo, y el azul es oxicodona».

Durante una entrevista en 2022, un comprador que decía haber estado «comprando oxy aquí desde hace años» explicó que un año atrás había notado como el producto se volvía más barato y potente, por lo que pasó de comprar «de vez en cuando» a «como siete días a la semana si tenía dinero».

Se sentían diferente, el oxy se sentía como heroína, pero esto era como fentanilo o alguna mi****. Y entonces todas las farmacias del área empezaron a venderlas, pero sólo para turistas. Se supone que no tienen que ofrecerlas a locales.

«Cada farmacia y cada grupo de gánsteres de poca monta está afiliado al Cartel de Jalisco Nueva Generación o al de Sinaloa», dijo un oficial del Gobierno estadounidense en declaraciones a Vice.

A inicios de mes, las autoridades mexicanas comunicaron que habían clausurado 20 de estas ‘farmacias’ en Quintana Roo, uno de los imprescindibles para quienes visitan la costa caribeña. La alarma por la presencia de estos locales llevó al Departamento de Salud de Los Ángeles a emitir una advertencia a quienes quisiesen viajar a México:

¿Cómo entra a Estados Unidos?

Puntos de entrada legales y ciudadanos americanos. Ese es el camino preferido por el fentanilo: un 90% de las incautaciones son en puertos de entrada legales, de acuerdo con la Brookings Institution. Un 85% de los condenados por traficar son estadounidenses.

Sobre esto último, Aaron Reichlin-Melnick, director de políticas del American Immigration Council, sostuvo que son «patrones de tráfico bien documentados que han existido durante décadas». Reichlin-Melnick compartió un gráfico con las incautaciones de fentanilo de los últimos dos años y medio donde se puede apreciar que sólo en ocho ocasiones los traficantes fueron encontrados cruzando a pie entre puntos legales de entrada:

Otro gráfico, compartido por David Bier del Cato Institute, muestra que el 89% de los condenados por transportar el opioide sintético en 2022 fueron ciudadanos estadounidenses. Los inmigrantes ilegales representaron el 8,9%. «Los ciudadanos estadounidenses (que están sujetos a menos escrutinio) son los mejores contrabandistas cuando cruzan legalmente», aseguró Bier en un informe del instituto.

«Los cárteles mexicanos contratan intensivamente a ciudadanos estadounidenses porque generan menos sospechas y suelen estar sujetos a menos escrutinio de inspección que los extranjeros», coincide la Brookings Institution. Lo mismo puede decirse sobre las matrículas norteamericanas: «Las drogas, como el fentanilo, suelen esconderse en compartimentos ocultos de vehículos conducidos por ciudadanos estadounidenses con matrícula estadounidense».

‘Ciudades hermanas’

Si de este lado de la frontera lugares como la ciudad de Baltimore y el condado de McDowell se convirtieron en las capitales del fentanilo; del otro, el dudoso honor recae en Tijuana y Mexicali. A estas dos, un reporte de Insight Crime sumó Guayama y Culiacán. Todas ciudades en el noroeste del país.

Mapa del fentanilo. El consumo de fentanilo preocupa a ambos lados de la frontera. Tijuana, Mexicali, Guayama y Culiacán son cuatro ciudades señaladas por los expertos en México. En Estados Unidos, datos de los CDC analizados por San Francisco Chronicle revelan las ubicaciones con el ratio más alto de sobredosis por cada 100.000 habitantes: la ciudad de Baltimore (donde el 87% de sobredosis fue por fentanilo), el condado de McDowell (97%), el condado de Cabell (86%) y la ciudad de St. Louis (91%).

Los videos que se han viralizado de personas echadas en el suelo, inermes, o caminando sin rumbo en las urbes norteamericanas se reproducen también en sus pares mexicanas. En uno de ellos, el influencer Darren Stallcup, promotor de una campaña para declarar el estado de emergencia en San Francisco, grabó con su Iphone como media centena de personas consumían fentanilo en los alrededores de un edificio federal:

En Tijuana, situada en el estado mexicano de Baja California, un usuario de X (Twitter) compartió un video de un consumidor del opioide sintético por la noche:

En otro video de la misma ciudad, compartido por el periodista Alfredo Álvarez, una socorrista de Cruz Roja explica cómo tratan los casos de sobredosis por fentanilo y añade: «Serían alrededor de dos a tres sobredosis por día, más o menos. El último mes que tenemos en la estadística, que es abril, se atendieron 59 sobredosis». «En lo que va del año llevamos 233 sobredosis».

El aumento del fentanilo fue acompañado por un incremento de la inseguridad. «Mientras la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) persiste en su política de hacer poco, los grupos criminales mexicanos recurren cada vez más a la violencia descarada mientras gozan de altos niveles de impunidad en México», sostie Vanda Felbab-Brown, de la Brookings Institution. Explica, además, que los carteles ampliaron su cartera hasta «dominar» actividades como la pesca, la explotación forestal y la agricultura.

El Gobierno de AMLO aseguró en junio que había decomisado 1.727 kilos de fentanilo. Cifra que rozó en seis meses el total de lo incautado todo el año pasado. Según datos de la Comisión Nacional contra las Adicciones, recogidos por medios locales, su consumo aumentó un 72% en 2022 -reconocen que es un crecimiento, pero «de un número muy acotado de consumidores»-. Eso a pesar de las afirmaciones del presidente López Obrador de que los mexicanos no consumen fentanilo.

Las 318 muertes registradas por las autoridades de México están lejos de las adelantadas en datos preliminares de los CDC para el mismo año: «En 2022, los datos provisionales indican que más de dos tercios (68%) de las 107.081 muertes por sobredosis notificadas en Estados Unidos estaban relacionadas con opiáceos sintéticos distintos de la metadona, principalmente fentanilo fabricado ilícitamente».

Conquistada América, la droga ha cruzado el Atlántico: nuevos reportes indican el aumento de su consumo en Europa.

VozMedia

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