Los mexicanos realizaron un histórico simulacro nacional de un terremoto este 19 de septiembre, un año después de padecer uno de magnitud 7,7, uno de los más intensos jamás registrados, justo en el aniversario de los temblores de 1985 y 2017, los más destructivos de la historia reciente.
«Que sepan (la ciudadanía) que es una ciudad en la que en cualquier momento puede temblar y que conozcan que tenemos cuerpos preparados y que estamos debidamente preparados y operando 24 horas al día y 7 días a la semana para una emergencia mayor o un desastre», dijo en entrevista con EFE Humberto González Arroyo, director táctico operativo de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil del Gobierno de la Ciudad de México.
González Arroyo se encontraba gestionando las acciones en el emblemático Zócalo capitalino, donde se ubica el Palacio Nacional.
En la plancha del Zócalo, junto a la Catedral Metropolitana, se colocaron dos escenarios simultáneos: el del derrumbe de una casa y el de una fuga de gas de un vehículo.
Todas las herramientas que se usaron son las que normalmente se utilizan cuando hay edificios colapsados, no solamente en caso de terremoto.
Y todas están listas para emplearse, en caso de ser necesario, por cualquier causa.
El maestro indicó que es muy importante que la gente salga y realice los protocolos durante un simulacro, pues en 2017 hubo un sismo «delicado» y muchas personas no estaban acostumbradas a atender el llamado de las autoridades porque nunca habían sentido un temblor de dicha magnitud, 7,1.
«Hoy tenemos muchas generaciones que están enrolándose en cuerpos voluntarios, en medidas de apoyo a la ciudadanía y también en otras formas con asociaciones civiles a través de las que puedan ayudar en caso de desastre», celebró González Arroyo.
Una conmemoración de los desastres
Al menos 119.000 empresas y más de 9 millones de personas participaron en el simulacro sísmico nacional 2023, que se realiza con motivo de los terremotos de 1985 y 2017, los dos más destructivos en la historia reciente del país y ocurridos en la misma fecha.
En esta ocasión, simularon un sismo hipotético de magnitud 8 con epicentro en Acapulco, ciudad costera del sur del país.
El temblor más destructivo ocurrió el 19 de septiembre de 1985, cuando un sismo de magnitud 8,1 azotó al centro, sur y oeste de México a las 7:17 hora local (12:17 GMT) con epicentro en el océano Pacífico, en la desembocadura del río Balsas, en la costa del estado de Michoacán.
Aunque la cifra oficial de fallecidos fue 3.192, muchas muertes quedaron sin contabilizarse, por lo que especialistas calculan que en realidad superaron las 20,000.
Y 32 años después, justo en el aniversario del temblor de 1985, México padeció el segundo sismo más destructivo de su historia reciente a las 13:14 hora local (18:14 GMT), poco después del simulacro nacional que se realiza cada año en esta fecha.
Mientras que el día del simulacro del año pasado, México registró un temblor de magnitud 7,7, uno de los más intensos jamás registrados, justo en el aniversario de los temblores de 1985 y 2017, aunque esta vez solo hubo un muerto.
Un experimento con miedo real
Ante este escenario, son muchos los mensajes de miedo en redes sociales y también la tensión en las calles, por temor incluso a escuchar la alerta sísmica y recordar los complejos momentos que vivieron muchos mexicanos en 2017 y también en 1985.
La realización de este simulacro es la consecuencia de cinco años de trabajo de coordinación entre las diversas dependencias federales pero también las locales, todo con el objetivo de estar lo más preparadas posibles y de mostrar a la ciudadanía sus capacidades.
«Se me hace padre (bueno) que tomen en cuenta todo esto para que la gente vea lo que tiene a la mano, materiales, etcétera y que se tome este día como día de recuerdo de lo que pasó esos años, de la gente que perdió la vida», declaró a EFE Mauricio, un joven de 19 años procedente de Monterrey y que pasa unos días en la capital.
Por su parte, una pareja de jubilados de la Universidad de Guanajuato, Graciela y Alfonso, consideró que es necesario que las personas que habitan la capital mexicana y otras zonas del país donde suele haber terremotos sigan las instrucciones en los simulacros para así conocer los protocolos.
«Que tomemos conciencia. (…) Tenemos familiares que sufrieron pérdidas en estos sismos y la gente que es apática, pues qué lástima. (…) (El simulacro) Salva vidas, tengamos conciencia», terminó Graciela.
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