El profesor Carlos Matus en 1998 dio una entrevista donde expuso 5 razones del descrédito de la política en América Latina, concluyendo que la mediocridad, es la característica principal de los gobiernos de la región. Resaltó algo importante: “el problema no es de mediocridad intelectual, en América Latina sobra inteligencia”. Pero consideró elementos que prevalecen en el ejercicio del poder político. Uno de ellos fue las acciones de las organizaciones electorales en los procesos de fortalecimiento democrático.
Ponderó que los partidos políticos, son más una especie de clubes electorales. Que no tienen centro de formación para sus dirigentes, no se ocupan de la preparación de sus cuadros y mucho menos tienen espacios y dinámicas para pensar y formular la nación. De modo que cuando la política está desprestigiada la mejor gente del país no entra a la política, con lo que hay una especie de autoselección hacia abajo: los que saben y son honestos, se alejan de la política.
En la Venezuela socialista del siglo XXI, el deterioro partidista y el resurgimiento de movimientos personalistas como el fenómeno “chavista”, dieron como resultado un sistema electoral fraudulento que es custodiado por las mismas instituciones aberradas del régimen. La fuerza del voto quedó minimizado a un acto de movilización controlado por funcionarios y algunos ocasos escenarios de voluntad ciudadana divergente, pero sin incidencia en los resultados. Un día electoral en Venezuela tiene en su previo, una serie de componendas que condicionan de antemano una tendencia irreversible. Pero ante esa verdad certificada en más de 20 procesos electorales, las organizaciones políticas con fines electorales opositoras al régimen que usurpa el poder del Estado, son inoperantes ante la necesidad de desmontar el entramado que oscurece la participación ciudadana. Los partidos políticos, cuando son partidos políticos, se reúnen solamente para atender los problemas políticos y no los problemas de la gente, mucho menos para planificar al país en un mediano y largo plazo. De allí que son clubes electorales, un grupo de amigos que se reúnen a hablar sobre las formas de obtener el poder sin considerar la necesidad de una reingeniería del sistema político.
Será muy complejo generar una dinámica de cambios en la nación a través de procesos electorales, sin que antes confluya una serie de agendas domésticas, internacionales, comunicaciones y especialmente ciudadana con organización como grupos de presión. Es difícil avizorar una Venezuela con elecciones institucionalmente democráticas, sin que antes exista una salida del poder de un gran porcentaje de miembros que ocupan funciones de gobierno. Primero se sale de quienes generan distorsiones para luego llamar al orden en el caos. De lo contrario, Venezuela seguirá desacreditada desde sus partidos, por tener simples clubes electorales.
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