Después de que comenzase la guerra en Israel tras los atentados perpetrados por el grupo terrorista Hamás, las tensiones entre Irán y Estados Unidos se han intensificado, reflejadas en un cruce de declaraciones entre diferentes líderes de ambos países. Pese a ello, la Administración Biden ha decidido conceder al régimen islamista una exención de sanciones que tendrá a su disposición 10.000 millones de dólares. La condición es que Teherán deberá emplear estos fondos en fines muy concretos.
“No nos preocupamos por la óptica; nos preocupamos por la realidad. Y la realidad es que estos fondos, como ya he dicho, solo pueden utilizarse para fines humanitarios y otros fines no sancionables”, declaró en una comparecencia de prensa Matthew Miller, portavoz del Departamento de Estado (DOS).
La razón que ha llevado a la Administración Biden a liberar estos 10.000 millones de dólares es para que Irak pueda tener acceso a ciertos recursos -como electricidad- procedentes de Irán, país del que Bagdad tiene una alta dependencia energética. La decisión no se tomó a la ligera: la Casa Blanca consintió esta exención en julio y expiraba a los 120 días desde su aprobación.
Aparte de destinar los fondos para fines humanitarios o no sancionables, la Administración Biden impuso otra condición al régimen iraní: el dinero tendrá que permanecer en una cuenta bloqueada situada en Bagdad.
Segunda exención desde septiembre
En menos de tres meses, la Casa Blanca ha exentado un total de 16.000 millones de dólares en fondos congelados al régimen islamista. A los 10.000 millones de dólares de ahora, hay que sumar la liberación de 6.000 millones de dólares que la Administración Biden aprobó a principios de septiembre.
En este caso, no fue para que Irak pudiese acceder a la energía de Irán, sino para que Teherán liberase a cinco rehenes estadounidenses -Siamak Namazi, Emad Sharghi, Morad Tahbaz y otros dos ciudadanos anónimos-. El acuerdo se apalabró un mes antes después de que el régimen islamista y el Gobierno de los Estados Unidos comenzasen a entablar negociaciones.
Surgió una polémica respecto a esa primera liberación de fondos. The Washington Post informó de que el Departamento del Tesoro acordó con Qatar congelar los 6.000 millones de dólares. Pero, posteriormente, tanto el régimen iraní como el secretario de Estado, Antony Blinken, negaron dicha información, asegurando que Teherán continuaba teniendo acceso al dinero.
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