El recuento de los votos emitidos este domingo en las legislativas de Portugal ha sido de infarto. Portugal ha girado a la derecha, pero es por el éxito de Chega, que ha cosechado un 18% de los votos (48 diputados), porque los dos partidos tradicionales, la Alianza Democrática de centro derecha, con un 29,4% y 79 diputados, y los socialistas, con un 28,6% y 77 escaños, han acabado más parejos de lo que en principio parecía.
Sin embargo, para los socialistas es una debacle, ya que han perdido más de 40 escaños. Partían de la mayoría absoluta y ahora pasan a la oposición. Los portugueses han elegido este domingo a 230 diputados, de modo que la mayoría está en 116. Tanto Alianza Democrática como los socialistas se quedan muy lejos de ese umbral.
Su líder, Luis Montenegro tendrá la iniciativa para formar gobierno. Quedan por adjudicar cuatro escaños del exterior. La participación ha sido la mejor desde 1995: un 65,9% acudió este domingo a las urnas.
Pactar o no pactar
Su socio sería la extrema derecha de Chega (Basta), liderada por André Ventura. «Hay una mayoría fuerte de derechas para gobernar», ha señalado Ventura, que ha calificado el resultado como «histórico». Montenegro ha rechazado hasta ahora pactar con Chega. Pero no tiene más opciones porque con Iniciativa Liberal, que ha logrado ocho escaños no suma.
Después de nueve años de dominio de la izquierda, primero con la geringonça y luego con la mayoría absoluta socialista, Portugal ha girado a la derecha por la mínima. Los socialistas se han quedado a dos escaños de la Alianza Democrática.
En segundo lugar figuran los socialistas con un 28,6%, pero sin opciones de pactar a su izquierda. El Partido Socialista, encabezado por Pedro Nuno Santos, a la izquierda de António Costa, ha reconocido que tras esta votación irán a la oposición. Nuno Santos se ha hecho responsable de la derrota. El primer ministro saliente, António Costa, ha reconocido que había que analizar por qué Chega había crecido tanto.
El Bloque de Izquierdas, con cinco diputados, y la Iniciativa Liberal, con ocho, no logran ser decisivos porque con ellos ni socialistas ni el centro derecha suma lo suficiente para gobernar.
El primer ministro, António Costa, dimitió a principios de noviembre después de que la Fiscalía iniciara una investigación relacionada con la detención de su jefe de gabinete y un amigo muy cercano por un caso relacionado con la concesión de explotaciones de litio y proyectos de hidrógeno verde. Finalmente se reveló que Costa no estaba implicado y su nombre se había colado por error, pero ya había renunciado al cargo.
Costa ha sido uno de los grandes aliados de Pedro Sánchez en Europa. El socialista Sánchez se va quedado cada vez más solo como jefe de gobierno de izquierdas en el Consejo Europeo. Al menos cuenta con el canciller alemán, Olaf Scholz, aunque gobierna con verdes y liberales.
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