Trasladados 2000 presuntos pandilleros a la megacárcel de Bukele en El Salvador

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Más de 2000 presuntos pandilleros que estaban encarcelados en distintas prisiones de El Salvador fueron trasladados hacia el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), la megacárcel símbolo de la guerra contra las pandillas que lidera el presidente Nayib Bukele, en el primer traslado masivo a la prisión de máxima seguridad anunciado públicamente en once meses.

“Trasladamos a más de 2000 pandilleros desde los penales de Izalco [oeste], Ciudad Barrios [este] y San Vicente [sureste], hacia el Cecot”, indicó Bukele en su cuenta en la red social X.

Ahí pagarán por los crímenes cometidos contra nuestro pueblo; incomunicados con el exterior, sin posibilidad de salir, ni de ordenar crímenes desde la cárcel”, agregó el mandatario, quien el 1° de junio comenzó su segundo mandato, al que accedió en medio de cuestionamientos porque la reelección consecutiva está prohibida por la Constitución. El presidente argentino Javier Milei viajó a la investidura y se reunió con él.

En el video que compartió Bukele en su cuenta se observa a los reclusos vestidos únicamente con shorts blancos y descalzos mientras son introducidos corriendo al Cecot bajo un fuerte dispositivo de seguridad de la policía y custodios de la Dirección General de Centros Penales el martes por la madrugada. También se los ve sentados en masa, uno detrás de otro, con las manos detrás de la nuca y el torso desnudo, con tatuajes distintivos a la vista.

El Cecot, inaugurado por Bukele a fines de enero de 2023, tiene capacidad para 40.000 presos y, según el gobierno salvadoreño, es la cárcel “más grande de América”.

El traslado masivo de presos es el primero anunciado por el gobierno salvadoreño desde el 9 de julio de 2023, cuando se confirmó la llegada de 1700 reclusos desde el penal de Mariona a la megacárcel ubicada en Tecoluca, a las afueras de San Salvador.

Según cifras oficiales, hasta febrero de este año, en la prisión estaban encarcelados 12.500 presuntos pandilleros de la Mara Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18 detenidos bajo un régimen de excepción cuestionado por organismos de derechos humanos por presuntos abusos en los penales y la detención arbitraria de personas, entre ellos, inocentes.

De esta manera, ahora hay 14.532 presos en la cárcel de máxima seguridad, lo que representa el 40% de su capacidad, en un sistema penitenciario con hacinamiento de más del 300% en otros penales, según un informe de organismos de derechos humanos publicado a dos años del régimen de excepción, que se cumplieron el 27 de marzo pasado.

Según el mismo reporte, hay en total casi 110.000 presos en El Salvador, es decir que hay 1,72 reclusos cada 100.000 habitante, la tasa de encarcelamiento más alta del mundo. Además, fueron denunciadas 244 muertes bajo custodia.

El régimen de excepción, con el cual han sido detenidos más de 80.000 presuntos pandilleros, fue decretado por el Congreso a petición de Bukele como respuesta a una escalada de violencia que cobró la vida de 87 personas entre el 25 y 27 de marzo de 2022. Desde entonces es revalidado todos los meses por una Asamblea Legislativa con mayoría oficialista.

El Cecot fue construido en Tecoluca, 74 kilómetros al sureste de San Salvador y ocupa 166 hectáreas, en 23 de las cuales se levantaron ocho pabellones dentro de un perímetro con 19 torres de vigilancia. Cada uno de esos edificios tiene 32 celdas.

Entre los siete anillos de seguridad del penal, construido a un costo no revelado por el gobierno, hay un muro de concreto de 11 metros de altura y 2,1 kilómetros de extensión coronado por alambradas electrificadas. Existen dispositivos para bloquear las comunicaciones con el exterior.

Los presos, que son vigilados por 250 policías y 600 militares, duermen en literas de láminas de acero, sin colchón ni almohada, y no pueden salir del pabellón para nada, en un régimen de encierro total.“Una vez dentro del Cecot, no vuelven a salir. Todo se hace de manera interna”, explicó el director de la cárcel a LA NACION durante una recorrida por el predio en febrero pasado. Cada módulo tiene salas de audiencias judiciales, un espacio para careos y notificaciones y una zona de atención médica para que los presos no puedan salir ni para eso. Las visitas no están permitidas. Y los reclusos solo pueden salir de su celda media hora para hacer calistenia en un pasillo.

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“Categóricamente, respetamos los derechos humanos”, respondió el director a las denuncias de organismos salvadoreños e internacionales. “Cada uno de los internos tiene un catre donde descansar, hay dos piletas de tamaño regular donde se les almacena el agua para sus necesidades básicas. Al costado, tienen dos sanitarios. Tienen todo lo necesario para subsistir en un contexto de encierro”, señaló.

Con información de La Nación

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