El presidente de El Salvador destacó la necesidad de una transformación integral en la manera de ser, comprender y actuar ante la nueva realidad económica del país.
Esta reflexión surge en un contexto donde la Asamblea Legislativa, con una sólida mayoría oficialista, aprobó en diciembre de 2022 un presupuesto general del Estado que asciende a 9.068,7 millones de dólares.
Esta aprobación incluyó la afirmación de que se había reducido la necesidad de financiación y que, en consecuencia, no se requerirían nuevos préstamos.
Sin embargo, el presupuesto contempló la emisión de más de 338 millones de dólares en deuda para afrontar el déficit. En un giro significativo, a mediados de mayo de este año se dio luz verde a la emisión de 1.500 millones de dólares en bonos para cubrir gastos corrientes.
Posteriormente, a finales de julio, se aprobó la integración de 1.000 millones de dólares adicionales al presupuesto.
Según datos del Banco Central de Reserva, la deuda pública total de El Salvador alcanzó en 2023 la cifra de 20.097,64 millones de dólares. A esta cifra se le suma una notable deuda con los fondos de pensiones, que asciende a 10.116,43 millones de dólares.
Organismos financieros internacionales, así como las principales agencias de calificación de riesgo, han señalado que la delicada situación financiera del país podría obstaculizar su capacidad para acceder a nuevos préstamos.
En este contexto, El Salvador se encuentra en negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para alcanzar un acuerdo de financiamiento por un total de 1.400 millones de dólares, lo cual refleja la urgencia de estabilizar su economía y asegurar su viabilidad financiera a largo plazo.
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