Como un pulgatorio criticó los conflictos armados en el mundo el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, en el cual señaló que estas relaciones Internacionales están en deterioro. Además, inició su participación con una crítica contundente sobre la guerra /Ucrania – Hamas/ Israel.
Durante su discurso, Guterres también abordó la crisis climática y la impunidad relacionada con la violación de los derechos humanos, así como las preocupantes realidades de desigualdad social, discriminación y abusos de género.
Guterres agradeció a los 193 Estados miembros de la ONU por aprobar un pacto que busca fomentar la colaboración internacional en la lucha contra desafíos como el cambio climático, la inteligencia artificial, el aumento de conflictos y la creciente desigualdad y pobreza.
“Estamos aquí para recuperar al multilateralismo del borde del precipicio”, señaló. “Nuestro destino común es avanzar en ello. Eso requiere no solo acuerdo, sino acción”.
El secretario general enfatizó que la creciente impunidad de ciertos gobiernos y la falta de respuestas adecuadas ante violaciones a la Carta de las Naciones Unidas constituyen una grave amenaza para la estabilidad global. “Invadir otro país, devastar sociedades enteras o ignorar el bienestar de la propia población son actos que no pueden quedar sin consecuencias”, advirtió Guterres.
Refiriéndose a la polarización actual, manifestó que “estamos en un purgatorio de polarización”, haciendo hincapié en los conflictos persistentes y en la falta de respeto por el derecho internacional. Utilizó una analogía con el juego de mesa Monopoly para ilustrar cómo un número creciente de gobiernos se siente con derecho a actuar sin afrontar las consecuencias de sus acciones.
Guterres reflexionó sobre los cambios en el orden geopolítico, señalando que, a diferencia de la Guerra Fría, actualmente no existen líneas rojas claras ni un mundo unipolar. Definió la situación como un purgatorio en el que muchos países aprovechan las divisiones geopolíticas y actúan sin rendir cuentas.
Finalmente, abordó el tema de la desigualdad, afirmando que “no es solo un asunto técnico o burocrático; en su esencia, es una cuestión de poder con raíces históricas”. Destacó que la situación ha empeorado en los últimos cinco años, con dos tercios de los 75 países más pobres que enfrentan condiciones de vida más precarias, mientras que los cinco hombres más ricos del mundo han duplicado sus fortunas en este mismo período.
Esta disparidad subraya la urgente necesidad de un cambio en la dinámica de poder global para abordar la creciente crisis de desigualdad.
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