La pobreza se dispara en Argentina al 52,9% de la población: “Hay una crisis social”

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El indicador subió 11 puntos desde que asumió Milei, registrando la cifra más alta en 20 años: cinco millones de personas cayeron en la pobreza en el primer semestre de 2024. Además, dos de cada tres niños son pobres. “Estamos asistiendo a un terrible y acelerado daño en el tejido social”, dijo a Sputnik el sociólogo Eduardo Donza.

Por primera vez en 20 años, más de la mitad de los argentinos son pobres. En el primer semestre del año, la pobreza llegó al 52,9% de la población: se trata de un drástico salto de 11,2 puntos respecto a la última medición, a fines de 2023. La vertiginosa subida es inédita en la historia reciente: desde que asumió la presidencia Javier Milei, en diciembre pasado, 5,5 de personas cayeron de la clase media.

Según informó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), también empeoró la indigencia —pobreza extrema—, que se disparó del 12% al 18,1% en el primer semestre del año. Los números hablan por sí solos: 8,5 millones de argentinos no tienen cubiertas las necesidades alimentarias.

En este punto, el informe del INDEC es claro. En promedio, los hogares pobres registraron ingresos un 42,6% inferiores que la Canasta Básica Total, indicador que marca el límite a partir del cual una persona es considerada pobre. Según consigna el documento oficial, la diferencia es mayor a la que había a fines del 2023, cuando la brecha era del 37,8%.

“No es solo una cuestión de ingresos. Esta condición trae aparejados problemas de vivienda y de conexión a servicios básicos de agua potable y cloacas, lo cual potencia las enfermedades”, remarcó el experto.

La observación del sociólogo se hace carne en los asentamientos populares. Araceli Ledesma es referente comunitaria del barrio Lagomarsino de Pilar —a unos 40 kilómetros al norte de la Ciudad de Buenos Aires— y desde hace 14 años atiende las necesidades de los más vulnerables. En diálogo con Sputnik, afirmó que “los números son cada vez más escalofriantes: hay una verdadera crisis social”.

“Las familias constantemente nos dicen que tuvieron que dejar de comprar ciertos productos básicos para priorizar el alimento”, narró la entrevistada.

Responsabilidades compartidas

Si bien el drástico salto en la pobreza —del 41,7% al 52,9% en apenas seis meses— es atribuible en gran medida al ajuste fiscal desplegado por la Administración Milei, lo cierto es que a lo largo de las últimas décadas Argentina se ha acostumbrado a convivir con indicadores preocupantes.

Desde el año 2011 —durante el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015)— comenzó a recorrerse un sendero paulatinamente ascendente, que se profundizó durante las gestiones de Mauricio Macri (2015-2019) y de Alberto Fernández (2015-2019).

“Ninguno de los últimos presidentes pudo bajar la pobreza del 25%. Esto muestra que, por más de que en ciertos períodos se hayan hecho grandes avances, nunca encontraron la solución al problema. Ningún Gobierno, más de centro-izquierda o de centro-derecha, acertó definitivamente”, destacó Donza.

Según el experto, la persistencia en esta condición deriva en el crecimiento de la pobreza estructural, incluso más difícil de perforar. “Ya hay una tercera generación de pobres, que constituyen un núcleo duro que viene acumulando privaciones: no es solamente una cuestión de ingresos o de calidad de vida, sino que esto impacta en el tejido social”, apuntó el sociólogo.

“Si uno ve la evolución del Producto Bruto nota que es un electrocardiograma: Argentina no logró mantener un crecimiento económico sostenido que derivara en la mejora en los indicadores sociales, y eso explica, en parte, el aumento de la pobreza”, remarcó el investigador.

El flagelo golpea con más fuerza entre niños y ancianos. Uno de los rostros más duros de la crisis remite a las infancias: dos de cada tres menores de 14 años (66,1%) vive en la pobreza, y uno de cada cinco (27%) en la indigencia. Entre los adultos el cuadro no es mucho más favorable: entre el primer semestre del 2023 y el mismo período de 2024 se duplicó el porcentaje de mayores de 65 pobres, pasando del 13,2% al 29,7%

Las cifras constituyen los valores más elevados en dos décadas, cuando en 2004 se había registrado una pobreza del 55,3% y una indigencia del 19,5%, como coletazos de la trágica crisis social vivida en 2001, que culminó con la sucesión de cinco presidentes en 11 días y la muerte de 39 manifestantes.

Sin embargo, el flagelo no azota a todo el país por igual. Mientras que en la Ciudad de Buenos Aires —el distrito más rico— la pobreza alcanzó al 23,1% de la población, en el norte argentino la cifra roza el triple: en las provincias de Formosa y Chaco asciende al 67,6% y al 76,2%, respectivamente.

Antes de que se conocieran las cifras oficiales, el vocero presidencial Manuel Adorni responsabilizó al Gobierno de Alberto Fernández (2019-2023) por la herencia recibida: el portavoz hizo alusión a “las consecuencias del populismo”. En un comunicado posterior, el Ministerio de Capital Humano afirmó que el pico de pobreza se alcanzó en el primer trimestre, inaugurando un sendero descendente: “se espera que esta tendencia continúe durante los próximos trimestres”, reza el texto.

De mal en peor

“Los argentinos atraviesan un claro empeoramiento de sus condiciones de vida. Los ingresos están muy deteriorados”, dijo a Sputnik Eduardo Donza, sociólogo e investigador del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina.

El especialista señaló que uno de los motivos centrales del salto de 11 puntos en la cantidad de pobres en apenas un semestre responde a los efectos de las medidas económicas dispuestas por el Gobierno asumido en diciembre. “La devaluación del 120% se transmitió directo a los precios, pero los recursos de las familias no aumentaron en igual medida”, apuntó.

En este punto, el informe del INDEC es claro. En promedio, los hogares pobres registraron ingresos un 42,6% inferiores que la Canasta Básica Total, indicador que marca el límite a partir del cual una persona es considerada pobre. Según consigna el documento oficial, la diferencia es mayor a la que había a fines del 2023, cuando la brecha era del 37,8%.

“No es solo una cuestión de ingresos. Esta condición trae aparejados problemas de vivienda y de conexión a servicios básicos de agua potable y cloacas, lo cual potencia las enfermedades”, remarcó el experto.

La observación del sociólogo se hace carne en los asentamientos populares. Araceli Ledesma es referente comunitaria del barrio Lagomarsino de Pilar —a unos 40 kilómetros al norte de la Ciudad de Buenos Aires— y desde hace 14 años atiende las necesidades de los más vulnerables. En diálogo con Sputnik, afirmó que “los números son cada vez más escalofriantes: hay una verdadera crisis social”.


“Las familias constantemente nos dicen que tuvieron que dejar de comprar ciertos productos básicos para priorizar el alimento”, narró la entrevistada.

Créditos de la nota: SPUTNIK Mundo

Escrito por: Juan Lehmann

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