La próxima publicación de las anunciadas memorias del rey Juan Carlos, ahora es probable que se retrase, coincide estos días con la aparición en una revista holandesa de unas comprometidas fotos del monarca con Bárbara Rey. Una relación de la que siempre se habló en voz baja y se trató con cautela en los medios.
En aquellos momentos, la figura del rey era intocable; su abierta apuesta de la democracia a la muerte de Franco y su decidida actitud ante el golpe de Estado del 23-F le granjearon el respeto del pueblo y afianzaron la Corona.
Las cosas empezaron a torcerse en una cacería que cambió el signo de la historia. La relación con Corinna Larsen, expuesta públicamente, le llevó a la abdicación y a fijar su residencia fuera de España.
Diez años después de aquellos hechos, Juan Carlos I considera «que le han robado su propia historia», y quiere ser él, a través de una persona de su confianza –la elegida ha sido la francesa Laurence Debray–, quien lo haga. Mientras, sus frecuentes visitas a Sanxenxo han propiciado un nuevo encuentro, calificado de familiar y privado con Felipe y Letizia y la princesa Leonor en la Escuela Naval Militar de Marín.
Unas memorias pueden escribirse para quedar bien de cara al futuro, para ajustar cuentas con el pasado o para reconciliarse con el presente. Reconciliación es precisamente el título que se baraja para este libro.
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Escrita por: Cristina García Ramos
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