Las encuestas realizadas por la Red de Mujeres Constructoras de Paz revelaron que las mujeres de sectores vulnerables son las más afectadas.
La Red de Mujeres Constructoras de Paz, bajó el auspicio del Instituto de Prensa y Sociedad de Venezuela (IPYS Venezuela), presentó su informe de 2024 denominado El alto precio de la desigualdad, el cual reveló hallazgos alarmantes sobre la situación de las mujeres en Venezuela.
La tercera edición del informe anual de la organización se centró en las afectaciones diferenciadas que sufren las mujeres de los estratos socioeconómicos más bajos, quienes enfrentan los mayores desafíos en medio de la emergencia humanitaria compleja y las crisis que atraviesa el país.
“Mujeres de estratos bajos tienen mayores barreras para acceder a salud sexual y reproductiva. Cada aspecto que afecta de forma diferenciada a las mujeres en Venezuela, se acrecienta aún más cuando hablamos de mujeres con menos recursos económicos y en situaciones de precariedad”, señala el informe.
Las brechas socioeconómicas relacionadas a la violencia de género
La red precisó que la violencia de género en Venezuela “es un problema que persiste a pesar de la existencia de marcos legales y del trabajo incansable de decenas de organizaciones y activistas”.
“Son estas mismas organizaciones civiles y de mujeres que han denunciado la inacción estatal y la falta de datos oficiales confiables lo que dificulta la comprensión real de la magnitud del problema”, agregó.
De acuerdo con los datos de la encuesta realizada por la red de mujeres, dos de cada cinco mujeres, es decir un 40 % de las venezolanas, ha sido víctima de algún tipo de violencia de género. Además, determinaron que el 71 % de ellas ha sufrido violencia psicológica y el 42 % física.
Enfatizaron que nuevamente son las mujeres de los sectores más vulnerables las más afectadas: un 46 % reportó haber experimentado violencia de género, en comparación con el 36 % de aquellas en niveles socioeconómicos más altos.
“Esta brecha persistente desde el año 2023, evidencia una realidad donde la violencia de género no solo es frecuente, sino que también discrimina”, destacó.
Las encuestas tambien revelaron que la violencia sexual e institucional continuan presentes y ambas estan enmarcadas “en un contexto de falta de protección policial, revictimización en procesos judiciales y discriminación en la provisión de servicios públicos”.
En este sentido, determinaron que las mujeres de niveles socioeconómicos intermedios y bajos son más propensas a haber sufrido violencia física (48 %), lo que podría implicar que su situación económica las hace más vulnerables a situaciones de dependencia. Esto dificulta su capacidad para salir de relaciones abusivas o denunciar a sus agresores.
Además, el informe menciona que estas mujeres carecen de redes de apoyo y recursos para buscar ayuda.
Mujeres encuestadas
La organización realizó encuestas a 1.281 mujeres de diferentes edades y realidades económicas, provenientes de 17 estados, así como la recopilación de testimonios y reportajes.
“El informe expone las profundas desigualdades de género y la necesidad de políticas públicas efectivas que garanticen acceso a su salud, educación y protección”, puntualizó la Red de Mujeres Constructoras de Paz.
Salud sexual y reproductiva de la mujer venezolana
Otro de los aspectos que se abordó en el informe es la grave situación en materia de salud sexual y reproductiva. La encuesta arrojó que el 40 % de las mujeres menstruantes reporta no utilizar métodos anticonceptivos, una cifra que la red de mujeres considera alarmante porque muestra el riesgo latente a embarazos no intencionados.
“Esta situación contribuye a que se perpetúen ciclos de pobreza y desigualdad, lo que afecta de manera desproporcionada a las mujeres de los estratos más bajos”, resaltó.
En cuanto a la violencia obstétrica en Venezuela, el informe precisó que más de la mitad de las mujeres que han dado a luz, específicamente el 53 %, reportaron haber experimentado algún tipo de violencia durante el parto.
No obstante, la cifra se eleva al 60 % entre las mujeres de los sectores más desfavorecidos. “En estos momentos de extrema vulnerabilidad, las mujeres son sometidas a maltratos, negligencias y violaciones de su autonomía”, añadió.
El informe también sostiene que el 34 % de las mujeres han tenido que faltar a sus actividades laborales o educativas debido a cuestiones relacionadas con la menstruación, siendo el dolor la causa principal de estas ausencias, seguido por la carencia de productos para la gestión menstrual y la falta de acceso a agua limpia.
“Esta situación es particularmente grave para las mujeres de los sectores más desfavorecidos, quienes enfrentan mayores obstáculos para manejar su menstruación de manera adecuada y digna”, destacó.
Poca participación política y comunitaria de las mujeres
El informe abordó la participación política y comunitaria de las mujeres venezolanas. Con las encuestas encontraron que a pesar de que el 94 % de las mujeres considera necesario un cambio político en Venezuela, las de estratos socioeconómicos bajos enfrentan mayores barreras para su participación activa.
Solo el 25 % de estas mujeres está involucrada en actividades políticas o comunitarias, en comparación con el 35 % de las mujeres de clases más altas.
“Las dificultades económicas, la falta de acceso a educación y la limitada representación política son algunos de los obstáculos que dificultan su participación. Además, el 21 % de las mujeres de estratos bajos expresó temor a represalias por votar libremente, lo que refleja un entorno de coacción y vulnerabilidad que afecta directamente su capacidad para influir en los procesos democráticos”, destacó en informe.
Recomendaciones
La Red de Mujeres Constructoras de Paz brindaron siete recomendaciones para mejorar la vida de las mujeres venezolanas.
-Continuar implementando campañas de sensibilización y programas de apoyo a las víctimas de violencia de género, e incrementar el acceso a servicios de protección y garantizar la implementación efectiva de sanciones contra los agresores.
-Mejorar el reconocimiento de la violencia de género con la expansión de programas de educación cívica y campañas de concienciación, enfocándose en las mujeres de estratos bajos.
-Garantizar la universalización de los servicios de salud reproductiva de calidad, con especial atención en las mujeres de estratos bajos y aumentar el monitoreo de casos de violencia obstétrica.
-Implementar programas de distribución gratuita de productos de higiene menstrual, especialmente en las zonas más afectadas por la pobreza y la crisis humanitaria.
-Invertir en la mejora de la calidad educativa y el acceso equitativo a la educación, con un enfoque en la retención escolar de niñas en estratos bajos.
-Mejorar la participación política de las mujeres con la implementación de programas de educación cívica que empoderen a las mujeres y fortalezcan su confianza en el sistema electoral.
-Implementar políticas de corresponsabilidad, como licencias parentales equitativas y servicios de cuidado infantil accesibles, para aliviar la carga de trabajo no remunerado que recae desproporcionadamente sobre las mujeres.
Créditos de la nota: EL DIARIO
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