Bélgica se posiciona como el primer país del mundo en implementar una ley que clasifica a los trabajadores sexuales como empleados con derechos plenos para ejercer su oficio, libre de abusos y explotación laboral.
La nueva normativa facilita la obtención de contratos estables, proporcionando mayores niveles de protección en cuanto a jornada laboral, salario justo y acceso a prestaciones de la seguridad social.
Los trabajadores sexuales recibirán el mismo trato que cualquier otro empleado, con derechos que incluyen seguro médico, pensiones, permisos de maternidad, días de enfermedad, vacaciones, prestaciones por desempleo y garantías de remuneración.
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Esta normativa fue aprobada por el Parlamento en mayo y entró en vigor el 1 de diciembre de 2024.
Hasta el momento, el trabajo sexual era tolerado pero carecía de reconocimiento legal.
Con esta nueva legislación, quienes ofrezcan servicios sexuales a cambio de dinero podrán formalizar su situación laboral mediante contratos de trabajo regulares.
El sindicato belga de trabajadores sexuales ha recibido esta decisión con entusiasmo, considerándola un «enorme paso adelante en la lucha contra la discriminación que enfrenta este sector”.
No obstante, algunos grupos advierten que esta ley podría abrir la puerta a la explotación.
Desde el ámbito feminista, se argumenta que «aceptar la existencia de la prostitución y buscar proteger a las trabajadoras implica una aceptación de la violencia sexista, en lugar de un esfuerzo por erradicarla».
De acuerdo con estimaciones del gobierno belga, el 95% de los trabajadores sexuales en el país son mujeres.
Antes de la aprobación de esta ley, quienes se dedicaban a este oficio solo podían hacerlo como autónomos, ‘sin posibilidad de ser empleadas’.
Además, la ley establece normas sobre la jornada laboral y la seguridad en el trabajo, permitiendo a las trabajadoras negarse a realizar ciertos servicios o a interactuar con clientes específicos sin que esto constituya motivo de despido.
Sin embargo, es importante señalar que las protecciones no se aplican al trabajo a domicilio ni a actividades como el striptease y la pornografía, según informa The Guardian.
Los empleadores deberán cumplir con una serie de requisitos, como no tener antecedentes penales, operar desde una sede en Bélgica y garantizar la presencia de una persona capacitada para intervenir en caso de emergencia.
Adicionalmente, deberán proporcionar sábanas limpias, preservativos y otros insumos sanitarios necesarios para garantizar un entorno seguro.
La instalación de un botón de emergencia en cada sala donde se realicen los servicios será obligatoria.
Esta nueva legislación es parte de un programa de reforma más amplio relacionado con las regulaciones del trabajo sexual, que Bélgica ya había comenzado a implementar en 2022, convirtiéndose en uno de los primeros países en el mundo en despenalizar esta actividad.
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