Obra testimonial del siglo XVII, narra la reclusión del criollo Francisco Núñez de Pineda en tierras indígenas y en disputa con el reino de Chile. El autor describe el encuentro entre las culturas: española y araucana, es una reflexión sobre el pasado del reino temporal con luces y sombras. En el presente, durante el siglo XXI el título de estas líneas contiene paradojas a escala mundial, contradicciones que son difundidas por la prensa y las redes sociales mezclando la barbarie con la civilización en un titular, nota y en una bajada comunicacional que confunde al mundo libre.
Israel y Hamás, un estado democrático y la agrupación terrorista que gobierna en Gaza, han llegado a un acuerdo, una tregua en el conflicto iniciado por los milicianos ese fatídico 7 de octubre de 2023. Un cese temporal con condiciones que ha sido mediado por el controvertido Trump. Las tropas israelíes renuevan energías y se mantienen atentas a las pulsiones del terrorismo fundamentalista que los rodea. La pausa es una recompensa tras la agonía y desesperación de cientos de familias que, sin esconder su rostro ni usar cintillos verdes, han decidido orar por el regreso de todos los secuestrados, además de levantar un grito que resuena en todos los rincones del mundo: “no dejen a nadie atrás”, menos a los que murieron en el infierno terrenal impuesto por Hamás. La tregua pone de manifiesto una paradoja, el grupo terrorista negocia a la par con un gobierno democrático, utilizando a los secuestrados como moneda de cambio, un chantaje evidente ya que para ellos la vida y la dignidad significan algo totalmente distinto y distante a los valores del mundo libre.
El mal llamado “intercambio de rehenes”, no es sólo una trampa del lenguaje y otra contradicción, también demuestra que algunos validan las intenciones y propósitos del terrorismo islámico, siendo cómplices y amparando el uso de la violencia con fines políticos y supuestas “reivindicaciones” basadas en prejuicios y en desmedro del pensamiento crítico. Hamás secuestró y retiene en un “cautiverio infeliz” a inocentes sin respetar normas jurídicas, sin delitos cometidos y sometidos a apremios, pero la propaganda y algunas palabras fáciles de repetir han instalado la imagen de un intercambio en “igualdad de condiciones”, aunque suene racional es irracional. En Israel no hay secuestrados, hay normas jurídicas y detenidos con delitos definidos que volverán a usar la violencia al regresar a la franja. El mundo ha sido cómplice y negligente por razones ideológicas, fusionando la cultura nihilista con la woke, con los secuestrados reales aplicando sesgos y una selectividad con las víctimas. Occidente tiene que entender que no está todo permitido, relativizar palabras y acciones es riesgoso, por ejemplo, la acusación de genocidio.
No es razonable “la ligereza con que se utilizan ciertas palabras” nos dice Zavater. Es Hamás a rostro cubierto, con cintillos y armas el que declara “acabar con los judíos por ser y sólo por ser judíos”. Israel “no pretende eliminar a ningún grupo humano por ser lo que es”, la paradoja es clara, son atacados por “existir y ocupar un espacio en el mundo”. Un lugar rodeado “de enemigos con voluntad genocida”. La defensa es necesaria, racional y vital, ante los riesgos del antisemitismo discursivo y en hechos más allá de sus fronteras. Hamás no es una resistencia ni víctima del poderoso, los que resisten a contra corriente están en el lado correcto de la historia y en la defensa del mundo libre. El desenlace es incierto y la contradicción del “cautiverio feliz” se resolverá cuando regresen todos al oasis de las libertades individuales. Am Israel Jai.
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