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Un acto propagandístico macabro que desata indignación internacional
En un despliegue de cinismo y propaganda, el grupo terrorista Hamás entregó este jueves los cuerpos de Shiri Bibas y sus hijos Ariel y Kfir, de origen argentino, así como el de Oded Lifshitz, de 84 años, secuestrados el 7 de octubre de 2023 en Israel.
Los cadáveres fueron trasladados en ataúdes negros con sus fotografías, en un acto organizado para culpar a Israel de las muertes, mientras el grupo terrorista sigue reteniendo rehenes y violando todas las normativas del derecho internacional.
El intercambio se llevó a cabo en la ciudad de Jan Yunis, al sur de la Franja de Gaza, donde cientos de terroristas enmascarados y armados escoltaron la entrega a la Cruz Roja.
Irónicamente, este mismo organismo no hizo absolutamente nada por garantizar el bienestar de los secuestrados durante los 500 días que estuvieron en manos de Hamás.
La entrega de los cuerpos ha generado una ola de indignación internacional, con múltiples líderes y organizaciones denunciando el uso de los rehenes como propaganda y subrayando la brutalidad del grupo terrorista y su continuo desprecio por la vida humana.
Grupo terrorista Hamás convierte la muerte en un espectáculo mediático
Las imágenes del evento mostraron cómo cuatro terroristas “principales” rodeados de múltiples más vestidos de negro y encapuchados transportaron los ataúdes desde un “escenario” montado por la organización islamista hasta los vehículos de la Cruz Roja.
En el mismo montaje, se desplegaron municiones supuestamente utilizadas por el Ejército israelí y una gran lona con los rostros de los rehenes, acompañados por una caricatura de Benjamin Netanyahu con el mensaje: “la guerra criminal de Netanyahu y su ejército nazi los mató con misiles”.
La manipulación mediática fue evidente: Hamás utilizó a las víctimas para intentar reforzar su narrativa, ocultando el hecho que fueron ellos quienes el 07Oct los secuestraron, los separaron de su familia y los mantuvieron en condiciones inhumanas hasta su muerte.
Mientras tanto, las familias de los rehenes israelíes siguen exigiendo su liberación, mientras el mundo observa cómo los terroristas siguen usando la vida y la muerte como herramientas de chantaje político.
La entrega de estos cuerpos no es un acto humanitario ni de reconciliación, sino la prueba irrefutable de que Hamás no busca la paz, sino la perpetuación del conflicto con el objetivo de alimentar su maquinaria de odio y terror.
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