La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, fue contundente este jueves: todos los países miembros de la OTAN, incluida España, deben comprometerse a destinar el 5 % de su PIB a Defensa. Una exigencia que marca el regreso de la doctrina Trump en política exterior: firmeza con los aliados y cero tolerancia a los escaqueos financieros en seguridad común.
Las declaraciones se producen luego de que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, comunicara al nuevo secretario general de la Alianza Atlántica, el neerlandés Mark Rutte, su rechazo frontal a cualquier compromiso de incremento presupuestario en materia militar, tachando de “irracional y contraproducente” la propuesta de Washington.
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“No he visto los comentarios de España, pero me aseguraré de que el presidente los conozca. Trump ha sido muy claro: quiere que todos los países europeos paguen su parte justa y alcancen ese umbral del 5 %”, afirmó Leavitt en rueda de prensa. Según la vocera, es “lo justo”, considerando que los contribuyentes estadounidenses ya han aportado miles de millones de dólares “para defender nuestros intereses comunes”.
Sánchez, por su parte, ha intentado maniobrar enviando una carta a Rutte en la que propone una fórmula más “flexible” para la declaración final que se aprobará en la cumbre de la OTAN la próxima semana en La Haya. El objetivo: que el 5 % sea opcional o incluso que se excluya a España de la obligación de cumplirlo.
En su misiva, el líder socialista defiende que ese nivel de gasto “es incompatible con el Estado del bienestar” y con su “visión del mundo”. Además, reivindica el “derecho legítimo” de cada gobierno a decidir si hace o no “determinados sacrificios”, como subir impuestos a la clase media o recortar servicios públicos.
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