El Tribunal de Silves ha dictaminado la repatriación de 38 inmigrantes marroquíes que arribaron el pasado viernes a la costa del Algarve en una embarcación de madera. La resolución judicial concede a los implicados un plazo de 20 días para abandonar voluntariamente Portugal; de lo contrario, serán expulsados por la fuerza.
Mientras se completa el proceso, los inmigrantes permanecerán bajo custodia en un pabellón habilitado por el ayuntamiento de Vila do Bispo, en Sagres, con vigilancia de la GNR, Protección Civil y bomberos.
El ministro de la Presidencia, Leitão Amaro, elogió la rapidez de la justicia y aseguró que Portugal mantiene “fronteras marítimas seguras” gracias a la eficacia de sus autoridades. “Aunque nuestra costa es extensa y vulnerable, la respuesta fue rápida y efectiva”, afirmó.
De los 38 inmigrantes, 25 son hombres, seis mujeres y siete menores de entre 12 meses y 44 años. Los niños, así como algunos adultos hospitalizados, no fueron presentados ante el juez debido a su situación, en cumplimiento de la legislación nacional e internacional que les otorga protección especial.
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Amaro descartó posibles solicitudes de asilo y pidió a la población no especular sobre el futuro de los inmigrantes, cuyo retorno a Marruecos será gestionado por la Agencia de Integración, Migración y Asilo (AIMA).
Según testigos, el viaje desde Marruecos duró cinco días y cuatro personas murieron en alta mar. Un empresario que presenció el desembarco relató que los migrantes, exhaustos, pidieron agua, comida y tabaco, recibiendo asistencia de personas que se encontraban en la playa.
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