China celebró el 80.º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial con un desfile militar sin precedentes en la plaza de Tiananmen. Más de 12 000 soldados marcharon frente a Xi Jinping, acompañado nada menos que por el ruso Vladimir Putin y el norcoreano Kim Jong-Un. Una imagen que resume de manera brutal el nuevo mapa de alianzas: un bloque autoritario que se planta frente a Occidente.
La conmemoración no fue un simple acto histórico. Fue una demostración calculada de poder militar. Entre los sistemas exhibidos desfilaron misiles hipersónicos DF-17, el DF-26D —apodado “asesino de Guam” por su alcance sobre bases estadounidenses—, el misil antibuque YJ-20, drones autónomos de ataque, vehículos submarinos no tripulados, tanques Type-100 de última generación y sofisticados sistemas de defensa aérea y guerra electrónica.
El mensaje fue inequívoco: China ya no se presenta como una potencia regional, sino como el aspirante a centro del orden global, dispuesto a desplazar la hegemonía occidental. La foto junto a Putin y Kim fue el símbolo perfecto: un eje que desafía abiertamente a Estados Unidos, Europa y sus aliados en Asia.
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¿Disuasión o provocación?
Pekín defiende que este tipo de exhibiciones refuerzan la disuasión, la unidad nacional y la capacidad del Ejército Popular de Liberación para defender la soberanía. Pero en Occidente y en buena parte de Asia el mensaje es otro: amenaza. La presencia de Moscú y Pyongyang eleva la percepción de riesgo y alimenta la carrera armamentística en la región, en un momento en que las tensiones globales ya están al rojo vivo.
Más que un desfile, un guion
El evento fue más que tanques y misiles. Fue un guion político cuidadosamente diseñado. Xi habló del “rejuvenecimiento nacional” de China, mientras Putin y Kim prestaban respaldo simbólico a su ambición de liderazgo global. En el fondo, dos visiones irreconciliables del mundo quedaron frente a frente:
• La de Occidente, basada en la libertad, el mercado y las alianzas democráticas.
• La del eje autoritario que busca imponer fuerza, control y confrontación.
La pregunta abierta
¿Estos desfiles son un gesto de seguridad para su población o la chispa que enciende nuevas tensiones internacionales? Lo cierto es que la foto de Xi, Putin y Kim en Tiananmen quedará registrada como la postal de un bloque que no teme mostrar sus cartas.
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