El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este lunes una orden ejecutiva que designa al movimiento Antifa como grupo terrorista doméstico, cumpliendo con una de sus principales promesas de campaña frente al avance de colectivos radicales de izquierda.
La medida ordena a las agencias federales utilizar “todas las autoridades aplicables” para investigar, interrumpir y desmantelar las operaciones vinculadas a Antifa, incluyendo acciones contra quienes financien sus actividades. Según el texto oficial, sus miembros emplean mecanismos clandestinos para ocultar identidades, encubrir fuentes de financiamiento y reclutar nuevos integrantes.
El anuncio llega tras el asesinato del activista conservador Charlie Kirk, baleado a inicios de mes. Aunque las autoridades aseguran que el atacante actuó en solitario y sin conexiones directas con organizaciones políticas, Trump y sus aliados responsabilizan a sectores de izquierda por crear un clima de violencia contra el movimiento conservador.
La orden ejecutiva abre un debate legal, ya que la legislación estadounidense contempla la designación de grupos extranjeros como terroristas, pero no existe un marco equivalente para organizaciones internas. Aun así, el mandatario busca avanzar con medidas adicionales, como la aplicación de leyes RICO contra organizaciones acusadas de promover disturbios y la revocación de exenciones fiscales a entidades vinculadas a la izquierda radical.
Durante su primera administración, tanto el FBI como el Servicio de Investigación del Congreso describieron a Antifa no como una organización estructurada, sino como una ideología difusa. Sin embargo, Trump insiste en que sus acciones representan una amenaza para la seguridad nacional y para la estabilidad social de Estados Unidos.
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