El Estado Islámico ha vuelto a sembrar el terror en el norte de Mozambique. Dos cristianos fueron brutalmente decapitados en la aldea de Machaya, ubicada en la región de Macomia, una zona bajo el control de la filial africana del grupo yihadista.
En un comunicado difundido a través de sus canales de propaganda, los terroristas celebraron el crimen con un mensaje escalofriante:> “Con el éxito de Alá, los soldados del Califato capturaron a dos cristianos y los decapitaron”.
El grupo IS-Mozambique mantiene una presencia activa en la provincia de Cabo Delgado desde 2017. Durante estos años, ha asesinado, secuestrado y decapitado a centenares de civiles —en su mayoría cristianos—, además de destruir aldeas enteras, arrasar iglesias y provocar el desplazamiento de miles de familias.
Su objetivo es claro: consolidar el control del norte de Mozambique y expandir su influencia por África, en abierta competencia con la red terrorista Al Qaeda.
Expertos en seguridad advierten que el grupo ha intensificado su propaganda en redes sociales y comunidades locales para reclutar combatientes y difundir su ideología extremista, aprovechando la pobreza y el abandono estatal de la región.Pese a la magnitud de la tragedia, la comunidad internacional guarda silencio, mientras la persecución contra los cristianos continúa creciendo en África y otras regiones del mundo.
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