En una señal inequívoca de fortaleza estratégica y de respaldo absoluto a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, el secretario de Guerra del presidente Donald Trump, Pete Hegseth, visitó este jueves el portaaviones estadounidense desplegado en aguas del Caribe, buque que permanece en la zona a la espera de eventuales instrucciones sobre la situación en Venezuela.
La visita coincidió con la conmemoración del Día de Acción de Gracias, y Hegseth —quien ha mantenido un discurso firme sobre la defensa de los intereses estadounidenses en el hemisferio— aprovechó la ocasión para servir alimentos a los marines y convivir con las tropas, reforzando el mensaje de que el Gobierno respalda plenamente a quienes están en primera línea.
Durante su recorrido por la nave, considerada una de las plataformas militares más poderosas del mundo, el funcionario conversó con comandantes y oficiales sobre el estado operativo de la misión, reiterando que la administración Trump “no descarta ningún escenario” ante la creciente preocupación por la crisis política y de seguridad que atraviesa Venezuela.
Fuentes del Pentágono han insistido en que la presencia del portaaviones en el Caribe responde a una política de disuasión y preparación, ante cualquier movimiento que pueda amenazar la estabilidad regional. Desde la llegada de Trump nuevamente a la Casa Blanca, la presión sobre el régimen venezolano se ha intensificado, especialmente por sus alianzas con potencias extranjeras consideradas adversarias de Washington.
A bordo del buque, Hegseth destacó el “profesionalismo y la disposición ejemplar” de los efectivos, asegurando que la nación está orgullosa de sus militares. La tripulación recibió con entusiasmo la visita, que tradicionalmente forma parte de los esfuerzos del Gobierno por acompañar a sus tropas en fechas significativas.
Aunque la Casa Blanca no ha emitido detalles sobre decisiones inmediatas respecto a Venezuela, la presencia del secretario en el portaaviones reaviva el debate sobre el papel que Estados Unidos podría jugar en la región en los próximos días.
Por ahora, el poderoso navío continúa en posición estratégica, mientras la administración Trump mantiene su mensaje: Estados Unidos no permitirá desestabilización en el hemisferio occidental y sus Fuerzas Armadas están listas para actuar si la orden es emitida.
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