
El cierre de las cuentas del Partido Comunista Alemán (DKP) por parte del banco cooperativo GLS Bank ha desatado un intenso debate político y financiero en Alemania y otros países europeos, al poner bajo la lupa los llamados proyectos de “solidaridad” con Cuba y sus posibles vínculos con la dictadura que gobierna la Isla desde hace más de seis décadas.
Aunque la entidad bancaria alegó razones legales y de cumplimiento normativo para justificar la decisión, una investigación periodística apunta a que el trasfondo real estaría relacionado con los riesgos financieros, legales y reputacionales derivados del manejo de fondos asociados a instituciones controladas por el régimen cubano.
El tema fue abordado en una entrevista conducida por el periodista Mario Pentón, en la que participó el escritor y periodista cubano Amir Valle, exiliado en Alemania tras ser expulsado de Cuba por su abierta postura crítica frente al castrismo. Desde Berlín, Valle ofreció un análisis detallado sobre el funcionamiento de estos mecanismos de ayuda y explicó por qué han encendido las alarmas en un país con una de las legislaciones financieras más estrictas de Europa.
Según Valle, Alemania destina anualmente alrededor de 25 mil millones de euros a programas de ayuda al desarrollo internacional, lo que obliga a mantener controles rigurosos. La ley alemana prohíbe expresamente financiar dictaduras, sistemas corruptos o estructuras ligadas a movimientos autoritarios. En ese contexto, los bancos cooperativos como GLS —especializados en proyectos sociales, humanitarios y ecológicos— están sometidos a una fiscalización aún más severa, al administrar recursos de contribuyentes y pequeñas empresas.
El Partido Comunista Alemán, una organización marginal sin representación parlamentaria y marcada por el descrédito histórico del comunismo en la antigua RDA, habría canalizado donaciones hacia Cuba bajo el rótulo de proyectos solidarios, incluyendo supuestos apoyos a hospitales. Sin embargo, Valle subrayó que no existe transparencia sobre el destino final de esos fondos, una constante cuando las ayudas terminan en manos de estructuras asociadas al poder cubano, incluidas empresas vinculadas a la cúpula militar y económica del régimen.
Pentón recordó que medios independientes han documentado cómo muchos de estos llamados “proyectos de desarrollo local” en Cuba están, en realidad, controlados por familiares de altos dirigentes y funcionan como empresas pantalla para captar recursos europeos. Esa opacidad, sumada al historial represivo del régimen, coloca a bancos y donantes ante serios riesgos legales, éticos y de reputación.
Más allá del caso puntual del GLS Bank, la conversación también abordó la relación ambigua de Alemania con Cuba. Valle explicó que, pese a la traumática experiencia del control de la Stasi —la policía política y servicio de inteligencia de la extinta RDA—, aún persiste en ciertos sectores políticos e intelectuales una visión nostálgica y condescendiente de la revolución cubana. No obstante, destacó que esa percepción comienza a resquebrajarse gracias al activismo de la diáspora cubana y al trabajo de intelectuales comprometidos con la denuncia del totalitarismo.
Amir Valle, ampliamente reconocido en el ámbito literario y periodístico, es autor de una obra marcada por la crítica frontal al sistema cubano. Exiliado en Berlín desde 2006, ha publicado novelas y ensayos como Las palabras y los muertos, Muchacha azul bajo la lluvia, Las raíces del odio y la polémica Habana Babilonia, difundida clandestinamente en Cuba, además de títulos más recientes como Nunca dejes que te vean llorar y El aliento del lobo, donde aborda la influencia de la Stasi y los mecanismos de control exportados a la Isla.
El caso del banco alemán vuelve a poner sobre la mesa una cuestión incómoda para Europa: ¿dónde termina la solidaridad y dónde comienza la complicidad con regímenes que violan de forma sistemática los derechos humanos?
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