Ya son dos años del día después de la gran estafa «ayuda humanitaria» – Por Raymond Azar

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A dos años del día después de la “gran estafa”, la ayuda humanitaria.

Todos hablan del fiasco y engaño del 23 de Febrero de 2019, aquel enorme show, con un mega concierto en la frontera con artistas de la élite musical, personalidades de la televisión, ¿Quién públicamente notorio no estuvo en ese evento? Son pocos de contar en verdad, pero hasta Jordan Goudreau estuvo ahí, (quien no se acuerde de Goudreu, es el exmilitar estadounidense que estafó al interinato meses después con la fatídica Operación Gedeón), lo que muestra una clara relación de éste con el interinato, pues para estar ahí, no pagó un ticket VIP en un concierto para ver a Alejandro Sanz o a Maná.

La pregunta no es ¿Qué pasó ese 23 de Febrero? Sino; ¿Qué pasó el día después?

No contemos las muchas anécdotas conocidas entre las que resaltó la sobredosis de cocaína del diputado Freddy Superlano rodeado de prostitutas, (hecho conocido por toda Venezuela que quisieron tapar de todas las maneras posibles, hasta con “envenamiento”), porque  no, esto no fue lo peor: lo peor fue que más de dos mil militares valientes que se voltearon en armas, dejaron su vida para ponerse a la orden de él, en ese entonces, Presidente Interino Juan Guaidó, con un solo resultado:  sus vidas a la deriva, sin hogar, sin comida y sin dinero para subsistir porque fueron totalmente abandonados, igual de abandonados que terminaron siendo los venezolanos dentro y fuera de Venezuela, donde se burlaron sin piedad de la esperanza de un país que grita y ruega por libertad.

Después de recaudar casi cien millones de dólares, toneladas de alimentos y medicinas, empezó a operar esa extraña repartición de fondos que, según, el interinato no manejaba, pero sí lo manejaban ONGs. Las preguntas son: ¿Cuáles ONG? ¿Dónde radican? ¿A qué fueron destinadas las donaciones? Nadie sabe.

Pero alguien sí sabía lo que estaba pasando y fue Humberto Calderón Berti quien denunció el mal manejo de los recursos, cosa que quedó sin efecto y solo ahí, sin más nada. Han querido salpicar de responsabilidad a las autoridades colombianas, quienes llevaban la investigación, investigación inconclusa y congelada hasta el día de hoy, dos años después. USAID en complicidad con James Story Embajador de los Estados Unidos y amigo de Raúl Gorrín, terminó siendo un caballo de Troya para la misma administración de Trump, quisieron dar explicaciones que el interinato no manejó ese dinero, pero tampoco aclararon nunca a quien fue dirigido porque nunca guardaron ese record, insólito ¿no?

Esta responsabilidad por más que han querido evadirla, no la han podido borrar, el cambio de vida simple a vida de personas pudientes en personajes de la oposición y sobre todo pertenecientes al partido político de Leopoldo López, Voluntad Popular, no tardó en hacerse notar.

Aquí empezó la gran estafa, muchos quisieron justificar que la criminal de Iris Valera y sus matones fuese la culpable que la ayuda no ingresara al país, y si, quizás fue un factor, pero no fue el factor determinante. Con un apoyo internacional que jamás se había visto en la historia de nuestro país, esa ayuda tenía que entrar “si o si”, pero el evidente mal manejo de la situación por John Bolton asesor de seguridad de la administración Trump, quien vendió un producto de mala calidad al gobierno de los Estados Unidos también hizo lo suyo.

Después de ese día quedó demostrado que robar dentro del interinato era un buen negocio: el negocio de la impunidad y el silencio al no haber organismos ejecutores de justicia y orden, terminó siendo la mejor solución, y la estrategia finalmente elegida, fue la de rodar de puestos por un tiempo a los vinculados, de modo que se olvidaran de sus caras.

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Evidentemente ahí fue cuando personajes como Gustavo Guaidó se empezarían a frotar las manos: el acceso, el poder y el dinero que recibió el interinato manipulando a otros gobiernos aliados, justificándose en la búsqueda de un cese de usurpación que nunca llegó, ha sido la obra maestra, de estos dirigentes de grupo selecto (porque no fueron todos que presuntamente no gozaban ni de salarios, viven con escoltas, camionetas blindadas y vidas de lujos y excesos). Los que se quejaron de esto, fueron por un lado, totalmente apartados y marginados, mientras que otros se entregaron a la dictadura convirtiéndose en los famosos alacranes, pero alacranes por venganza de no cobrar lo que aquellos otros sí.

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La carencia de seriedad, una contraloría imparcial y un órgano judicial han hecho de esto una torta de muy fácil acceso: si eres amigo de uno comes, y si no,  te exilias, te apartas o te vendes al mejor postor.

Como en los últimos años el venezolano fue estafado, pero esta vez no solo con dinero, como ya vivíamos en los últimos veinte años, esta vez estafaron nuestra esperanza.

Dos años después, la libertad ni siquiera se ve a lo lejos, se desvaneció. Ya es hora de entender que esta dictadura no saldrá con una oposición que se exilia para vivir como reyes. Lograron el objetivo: romper el deseo de libertad del venezolano en pedazos. Pedazos que fueron canjeados por sentido de supervivencia, nada más.

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Mientras eso sucede, el interinato de Juan Guaidó hoy sin fuerzas ni credibilidad y sin apoyo popular se mantiene enfilando en otras tareas lucrativas, como lo son CITGO y otras empresas internacionales.

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El regimen sonrie tras la agonia de una población y la oposición solo quiere dinero, no la libertad de Venezuela.

“Si o si” nos queda entender que fuimos estafados.

Por: Raymond Azar

Abogado, Columnista, Jefe Escritor de The Freedom Post, Podcaster.

Host: EN LA MIRA – Podcast