En su puesto de hortalizas de Caracas, Marisela López se desespera pensando qué hará con los billetes devaluados que los compradores usan para pagarle. Buscan deshacerse del efectivo, ante la desconfianza que genera la tercera reconversión anunciada en Venezuela.
Los clientes «están saliendo» del efectivo «y nosotros también tenemos que salir rápido del efectivo, porque si nos quedamos reuniendo el efectivo, ¿y después? ¿qué hacemos con los billetes?», se pregunta la vendedora de 34 años.
Es presa de la galopante variación de precios, como el resto en este país de 30 millones de habitantes, en crisis y con la inflación más alta del mundo. El 2020 cerró con 2.959,8% de inflación acumulada.
El valor de la moneda local, el bolívar, se pulverizó dando terreno al dólar, tanto que es común ver a vendedores callejeros con fajos de billetes verdes.
«Aquí no entraba efectivo nada, puro divisa. Ahora no sé de dónde salió todo el dinero, por obra y gracia del espíritu santo», cuenta Carmen Ramírez, de 48 años, a pocos metros de López en el mercado de Catia, en el oeste de la capital venezolana.
La respuesta puede estar en la reconversión anunciada el jueves por el Banco Central de Venezuela (BCV), que a partir de octubre eliminará seis ceros al bolívar y traerá consigo un nuevo cono monetario. Será la tercera durante el chavismo, que habrá suprimido 14 ceros en total a la moneda local en 13 años.
Desde que rumores de la medida surgieron hace dos semanas, «empezaron a salir los bolívares que no existían», dice a la AFP Ramírez, vendedora en una carnicería.
Pacas de dinero en Venezuela se traducen en pocas verduras o algunos kilos de proteína animal, ante un poder adquisitivo también pulverizado. Muchos prefieren igualmente comprar comida antes que depositar bolívares en el banco.
AFP |
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