La galaxia en cuestión se llama IC 1954 y se encuentra aproximadamente a 45 millones de años luz de distancia en la constelación meridional de Horologium, una de las constelaciones que se encuentran en el límite de lo posible para admirar a simple vista pues se ubica a 400 mil años luz de la Tierra.
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Esta galaxia espiral estuvo en la mira de varios astrónomos por siglos enteros desde que fue descubierta en 1898 por el astrónomo escocés Robert Innes, pero no sería hasta ahora que se tiene una imagen clara de su apariencia y, aún mejor, datos sobre cómo es su formación y estructura, como compartió la ESA.
Para conseguir este impresionante logro fue necesaria la labor del telescopio espacial de la NASA, Hubble, para conseguir la imagen detallada del cuerpo astral. Una vez obtenida la representación se combinó con datos de radio recopilados por el Atacama Large Millimeter / submillimeter Array (ALMA) en Chile, así los científicos pudieron reconstruir una imagen más clara de la formación de estrellas.
El trabajo colaborativo funcionó de manera que el telescopio espacial observó grupos de estrellas jóvenes en galaxias cercanas en longitudes de onda ultravioleta y óptica mientras que el Atacama Large Millimeter / submillimeter Array (ALMA) recopilaba datos sobre discos de formación de estrellas y nubes de gas frío. Es decir, pudieron ver el nacimiento de estrellas en la galaxia a medida que se realizó el proceso.
Fue mediante una nueva cámara de campo amplio que el Hubble pudo absorber tanto la luz visible como la luz ultravioleta de la galaxia durante distintas y largas exposiciones para darnos este producto final, que a su vez pudo unirse a la información recopilada en el ALMA para comprender lo que estaba sucediendo en esa galaxia.
Respecto a este logro, astrónomos del telescopio Hubble afirmaron que “La combinación de los dos conjuntos de observaciones permitió a los científicos unir los puntos y comprender las conexiones entre las estrellas jóvenes y las nubes de gas frío que las originan”.
Gracias a la labor conjunta y la información detallada, sobre la IC 1954 ahora se conoce que cuenta con un núcleo activo y brillante desde el cual se propagan extensiones gaseosas, llenas de polvo y de estrellas, en una forma bastante similar a nuestra propia galaxia, la Vía Láctea.
A medida que la galaxia gira, todo ese gas y polvo choca continuamente y se congela en las estrellas, y el material sobrante forma planetas, lunas, cinturones de asteroides y todas las demás cosas que puedes encontrar en el espacio.
Este logro también tiene repercusiones más directas en la escena científica y astronómica, pues marca el paso más cercano al lanzamiento del telescopio espacial James Webb, un esfuerzo colaborativo entre la NASA, la Agencia Europea Espacial (ESA por sus siglas en inglés) y la Agencia Espacial Canadiense que se lanzará este otoño, del cual se afirma que será el telescopio espacial más grande y tecnológicamente avanzado de la historia.
En cuanto a IC 1954, los descubrimientos recientes, debido a todas sus similitudes con nuestra propia galaxia, también establecen un punto de referencia para el aprendizaje de cómo se formaron las estrellas, las lunas y los planetas que hacen parte de nuestro propio espacio en el universo.
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